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Paz Esteban se negó a dimitir el pasado viernes. La ya exdirectora del CNI rechazó marcharse voluntariamente tal y como le pidieron en Moncloa y le solicitó la propia Margarita Robles a regañadientes. Según explicaron a este periódico diferentes fuentes de los servicios secretos, las presiones desde el Gobierno a Esteban para que abandonara el puesto 'motu proprio' alegando «motivos personales» se reforzaron solo horas después de que se celebrara la comisión de secretos oficiales del Congreso en la que la propia Esteban confirmó que 18 independentistas, entre ellos el actual presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, fueron espiados por el CNI, con autorización judicial.
Siempre de acuerdo con estas mismas fuentes, que son coincidentes en los detalles, Esteban se negó a dar su brazo a torcer durante todo el fin de semana a pesar de la petición de su «amiga» Robles. Su argumento para no renunciar fue doble: irse hubiera sido tanto como reconocer errores o negligencias (en el caso del espionaje a miembros del Gobierno central) o algún tipo de irregularidad (en el caso de los seguimientos a los independentistas). Y la funcionaria no contemplaba ninguno de los dos escenarios. «Ni fallos ni ilegalidades», apuntan desde La Casa.
Ante esta situación, Robles le anunció solo el lunes que iba a ser destituida en cuanto se hicieran públicas las conclusiones de los análisis de los móviles de los ministros. La titular de Defensa insistió en que iba a salvaguardar la imagen de la directora saliente.
Esa promesa desembocó este martes en la que quizás fue la comparecencia más difícil ( y surrealista) en la dilatada trayectoria política de Margarita Robles, empeñada en no hablar de destitución, cese o incluso de relevo, sino de «cambio» o «sustitución». Así las cosas, la ministra de Defensa, la otrora gran valedora de Paz Esteban, se vio obligada a anunciar la destitución de la directora del CNI al tiempo que fue incapaz durante su larga intervención tras el Consejo de Ministros de dar una sola razón por la que el Gobierno ha fulminado a la máxima responsable del espionaje español.
Y es que, tal y como han revelado desde el entorno más cercano a Robles, es difícil explicar y hacer propia, una «decisión que ni se entiende y, mucho menos, se comparte». Pero -reconocen estas mismas fuentes- era la titular de Defensa la que tenía que informar de este cese y de hacerlo en la forma que se había comprometido con Esteban y con los responsables del CNI.
Robles este martes no supo poner un solo 'pero' a la gestión de Esteban, a la que ni siquiera responsabilizó directamente de la supuesta negligencia de que el contraespionaje tardara un año en detectar que los móviles de Pedro Sánchez, Fernando Grande-Marlaska y la propia Robles habían sido hackeados. Por supuesto, tampoco acusó a la exdirectora de incurrir en irregularidad alguna en el caso del espionaje a los independentistas.
«Hay fallos de seguridad y los seguirá habiendo. Evidentemente hay cosas que son mejorables, como está pasando en todos los países del mundo. Vamos a intentar que esos errores se vuelven a producir», fue lo más parecido a un argumento para justificar la fulminación de Esteban.
La titular de Defensa no pudo explicar por qué ha cambiado radicalmente de opinión cuando hace menos de una semana -el miércoles 4 de mayo, en el Congreso de los Diputados y cuando ya se conocía que el presidente y ella misma habían sido víctimas de Pegasus- defendió a capa y espada a Esteban, incluso de los ataques de sus socios de Podemos pidiendo su cabeza.
«Todos nuestros servidores públicos actúan de arreglo a la legalidad porque nos sentimos orgullosos de España. Nadie, sin pruebas e imputando pruebas desconocidas, puede atribuir ningún tipo de responsabilidad. Se ha constituido una comisión de investigación y la directora, que está teniendo que aguantar estoicamente, dará la información oportuna», destacó el miércoles la ministra.
Robles incluso, el 27 de abril, no dudó en caldear los ánimos de sus socios de ERC y EH Bildu para defender a Esteban, llegando a justificar en un pleno de control al Gobierno el espionaje a rivales políticos si peligra la unidad del país.
En el Gobierno insistieron este martes en que todo cambio el día 5 cuando Esteban reveló en la comisión de secretos oficiales el espionaje a Pere Aragonès pero sin explicar a los diputados las razones que justificaban esos seguimientos bajo control judicial. Pero tuvo que ser Moncloa la que diera esa justificación porque de la boca de Robles no salió ninguna a pesar de la insistencia de los informadores.
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