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Vox quiere dejar claro al PP que su salida de los gobiernos autonómicos que compartían hasta el pasado julio no supuso el fin del tira y afloja que ambas formaciones mantienen en su particular batalla por liderar el espectro ideológico de la derecha. Antes al contrario. Los de Santiago Abascal amenazan ahora con desgastar a los populares en aquellos lugares que precisamente decidieron no abandonar cuando lanzaron su órdago: los gobiernos municipales.
La alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala (PP), perdió este jueves la cuestión de confianza a la que se sometía en el pleno del Ayuntamiento después de que PSOE y Vox votasen en su contra. Ella seguirá en el cargo, pero no podrá sacar adelante los Presupuestos, ya que la iniciativa se encontraba vinculada a la aprobación de unas Cuentas públicas para 2025. Los populares ya habían fracasado en su intento de sacar adelante su proyecto presupuestario el pasado viernes, cuando Vox, tras incluir el equipo de gobierno fondos de asistencia a inmigrantes, votó en contra. El mismo motivo que llevó al divorcio en julio –la discrepancia de la derecha extrema con la política migratoria del PP– acabó provocando la ruptura del Ejecutivo de coalición en la capital burgalesa.
Los doce concejales socialistas y los cuatro voxistas, que hasta el viernes formaban parte del Gobierno local, fueron quienes votaron contra Ayala. «Lo que pretendo es aprobar el Presupuesto y no condicionarlo a ninguna de las exigencias de entrada que tienen Vox y PSOE», insistió la alcaldesa, que al tiempo se abrió a negociar con ambas formaciones ante la minoría en que se encuentra. La regidora popular tiene la certeza de que no la desalojarán porque para ello el PSOE debería presentar una moción de censura y, lo que es casi imposible, aliarse con Vox; una situación que se repite en otros consistorios.
La presión de Vox lanza, no obstante, un aviso a navegantes a todos los responsables del PP que tienen en el aire sus proyectos presupuestarios. La convicción de los populares de que los pactos suscritos con la extrema derecha tras las municipales y autonómicas de mayo de 2023 acabaron siendo un lastre para Alberto Núñez Feijóo en las generales adelantadas por Pedro Sánchez a aquel julio fueron enrareciendo una relación en la que Abascal ha querido salvaguardar siempre el perfil de su formación.
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