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La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, recibe la cartera de manos de Pablo Iglesias. EFE
Ione Belarra, el ascenso de la negociadora incansable

Ione Belarra, el ascenso de la negociadora incansable

La ministra de Derechos Sociales representa a una nueva generación de líderes de Podemos y promete dar guerra en la coalición con asuntos como la regulación de los alquileres

Martes, 30 de marzo 2021

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A sus 33 años, el ascenso político de Ione Belarra (Pamplona, 1987) ha sido tan fulgurante como el de la formación a la que representa. La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 pasó en tan solo seis años de ser una diputada rasa del Congreso a codearse con el resto de miembros del Gobierno de coalición después de que Pablo Iglesias renunciara a la vicepresidencia segunda para concurrir a las elecciones madrileñas en marzo. Ahora que su partido está descabezado tras la renunciá del histórico líder morado, se postulará a la secretaría general de Podemos.

Con Iglesias comparte el tono duro y la convicción de que el PSOE debe atenerse a la literalidad del pacto de coalición. Su llegada al Ejecutivo, además, promete continuar la guerra en torno a asuntos que aún no han cicatrizado, como la regulación de los alquileres, en cuya negociación lleva participando ella misma desde hace meses y que actualmente se encuentra encallada.

Miembro del núcleo duro de Podemos y fiel a Iglesias, representa a una nueva generación de líderes de la formación que fue premiada por su trabajo en el partido con el ascenso a las secretarías de Estado de los ministerios que ocupó la formación morada con su entrada en Moncloa, y de los que también forma parte Noelia Vera (Igualdad), Nacho Álvarez (Derechos Sociales) o la minsitra de Igualdad, Irene Montero.

En su caso, ha ostentado desde enero de 2020 la secretaría de Estado para la Agenda 2030, puesto que le ha valido el reconocimiento de asociaciones cívicas y sociales. También ha participado en las negociaciones más duras del Gobierno, como la de los Presupuestos de 2021, que concluyeron con éxito, la prohibición de los desahucios durante el estado de alarm, o las de vivienda, que encabezó frente al equipo del ministerio que dirige José Luis Ábalos y que siguen su curso, de momento sin avances.

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Belarra también ha manifestado críticas públicas a otros ministros, especialmente a la titular de Defensa, Margarita Robles, de quién llegó a decir que era «la ministra preferida de Vox y el PP». Ahora ambas deberán aprender a convivir en un Ejecutivo en el que la voz cantante de los morados la llevará la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que ha dado el salto al a vicepresidencia tercera.

Pero la joven navarra comenzó a darse a conocer cuando asumió los mandos de la portavocía de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados en verano de 2018. Entonces Irene Montero y Pablo Iglesias disfrutaban de las bajas de paternidad. Durante esos meses se convitió en el rostro del partido morado, en un momento de especial tensión parlamentaria con Pedro Sánchez y los socialistas gobernando tras la moción de censura a Mariano Rajoy. Aquél año fue premiada como «Diputada revelación».

Llegada al partido

Belarra conoció a Irene Montero en las aulas de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid -ella estaba en cuarto, Irene en quinto- y en aquellos años nunca imaginaron que serían compañeras de Gobierno como ministras. Esa amistad que se forjó entre apuntes y olor a café ha sobrevivido a todos los terremotos dentro de Podemos, incluída la asamblea de Vistalegre II, que las aupó a la primera línea del partido y soterró el errejonismo.

Antes de todo aquello, cuando todavía estaba en la universidad, el anhelo de la pamplonesa era ser investigadora, ya tenía desarrollada cierta conciencia social y militaba en organizaciones como SOS racismo. También se implicó en el movimiento estudiantil y en colectivos en favor de la vivienda digna, donde también lo hacían Rafa Mayoral y la propia Montero. Ellos dos fueron quienes la propusieron para formar parte del Consejo Ciudadano de Podemos, el punto de partida de su actual carrera política.

Madre de un bebé y aficionada al cine, al patinaje y a bailar electrocumbia, Belarra domina el idioma Francés (tiene un título avanzado, el C1) y se defiende con el Inglés (B1). Fue buena estudiante, entre 2005 y 2014 se sacó una FP, una Licenciatura y un Máster Oficial. A diferencia de Montero e Iglesias, ella no presume de piso en propiedad, según su última declaración de bienes en el Congreso (corresponidente a 2019, antes de convertirse en Secretaria de Estado) posee una cuenta bancaria con 61.783 euros. Sus conocidos aseguran que lleva una vida discreta.

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