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La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene en el XX Congreso Nacional del PP. EFE

Ayuso, a Feijóo: «No solo estamos para ganar el congreso, sino las elecciones»

El líder y la baronesa escenifican su comunión de intereses, pero también que conciben de distinta manera la España autonómica

Lourdes Pérez

Sevilla

Viernes, 1 de abril 2022, 18:04

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La cita tenía el morbo de venir presentada como una mesa redonda de los presidentes autonómicos del PP moderados, en sentido literal, por su futuro líder y aún máximo responsable de la Xunta gallega. Al final, el formato se ha ajustado a una sucesión de monólogos preludiado por Alberto Núñez Feijóo que ha servido a los populares para abanderar las dos enseñas del congreso del «reseteo»: la unidad y el poder, reflejado este último en los líderes de las comunidades donde gobierna el partido y en el engarce de las expectativas aventadas por Feijóo con las mayorías de José María Aznar y Mariano Rajoy, diana del cariño de los cuadros y militantes reunidos en el Fiber de Sevilla. Pero la sucesión de intervenciones, coronada por Isabel Díaz Ayuso, ha evidenciado no solo la distinta modulación que tiene la España autonómica en boca del barón gallego y de la baronesa madrileña. También que ella afronta esta nueva etapa replegada ante el liderazgo por aclamación de Feijóo, pero sin ceder en la exigencia de su discurso. «No estamos solo aquí para ganar un congreso, sino para ganar elecciones», avisó a su jefe de filas, tras haberle ungido como «la opción que este partido necesita» para recuperar la Moncloa.

El orden de los discursos, con Feijóo abriendo y Díaz Ayuso cerrando, ha diluido las alocuciones del resto de presidentes autonómicos –Juanma Moreno, Juan Vivas, Fernando López Miras y Alfonso Fernández Mañueco- ha dibujado una sinfonía sobre el modo de gobernar a partir de la experiencia autonómica sin disensiones, pero con matices relevantes y una musicalidad no armoniosa. Ambos han presentado la dirección de los populares en las distintas comunidades, ahora y en el pasado en el que el mapa español se teñía de azul, como el modelo a seguir en la España «plural y diversa» y también única que ha dibujado Diaz Ayuso.

Pero donde Feijóo ha hecho hincapié en las bondades de la gestión frente «al socialismo, al populismo y al independismo», la presidenta madrileña ha incidido en aspectos más identitatarios, con un llamamiento expreso a las nuevas generaciones a preservar «la continuidad de siglos de España» y a combatir «el masoquismo, el derrotismo y el pesimismo». Nadie debe gobernar como si «su terruño» operara al margen del resto del país, advirtió, antes de subrayar que el futuro de las comunidades, con mensaje a Cataluña, «la decidimos entre todos».

No fue ese el tono, preñado de referencias a la Constitución, el «respeto» al Estado de Derecho y «la libertad» que, recordó incisiva, la aupó a ella a una rotunda mayoría en las elecciones del 4 de mayo, el que desplegó Feijóo en su introducción. Si él se aferra a algo en su explícita reivindicación de la España de las Autonomías, es a la gestión, gestión, gestión, como discurso martilleante. Una gestión de la que Galicia, la Galicia que él lidera desde 2009, es ejemplo de cómo hay que gobernar a sus ojos: con bajadas generalizadas de impuesto, «mejores» servicios públicos y, todo ello, «cuadrando las cuentas«. «Se cuentan muchos cuentos, pero yo vengo a hablar de cuentas», recalcó el aún líder de la Xunta, en contraste implícito con un Pedro Sánchez al que él no mencionó, pero sí sus compañeros de tribuna para denunciar «la asfixia» de la inflación y «los hachazos fiscales», en palabras de Mañueco.

La mesa reconvertida en cruce de discursos midió el estado de la comunión de intereses a la que llegaron Feijóo y Díaz Ayuso tras el cisma de los días aciagos de febrero y la renuncia de Pablo Casado en la que ambos resultaron decisivos. Los dos han intercambiado gestos de complicidad y ella ha elogiado «los sacrificios personales» del dirigente orensano por abandonar el poder garantizado en su tierra, Pero tras constatar ante el auditorio de que este es un congreso que responde «a una crisis que nunca debió existir», con el trasfondo de su dolorida denuncia de ser una víctima de la persecución del 'casadismo' por la vía de airear el contrato que salpica a su hermano, la presidenta madrileña ha lanzado que «los españoles nos están mirando». Y eso pasa, le ha dicho a Feijóo, no solo por su entronización en Sevilla, sino por ganarle a Sánchez las elecciones. Lo que ha sonado a que ella estará esperando mientras tanto. Y erigida, siempre, en ariete contra Sánchez, ha dejado el reproche más acerado contra el Gobierno: «Que se aparten si no saben, que dejen de hacer tanto daño si no entienden».

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