Asesinan a dos periodistas españoles en una emboscada en Burkina Faso

La noticia la confirmó este martes la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, después de que se conociera que dos españoles y un irlandés, que formaba parte de la expedición y también fue asesinado, se encontraban en paradero desconocido desde el día anterior. «Es una zona muy peligrosa», señalaba la ministra. «Se confirma la peor de las noticias», escribía minutos después en su cuenta de Twitter el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El ataque se produjo en torno a las nueve de la mañana, en la carretera que une Fada N'Gourma y Pama, al sureste del país. Los periodistas, que estaban grabando un documental para una ONG sobre la caza furtiva que castiga a la región, formaban parte de un convoy que estaba integrado por dos vehículos tipo pick-up y una veintena de motocicletas en los que viajaban periodistas, agentes medioambientales y una escolta militar.

Beriain y Fraile descendieron de uno de los vehículos y comenzaron a manipular un dron para captar imágenes aéreas, cuando comenzó el ataque. Iban escoltados por miembros de la Gendarmería del país africano, pero estos efectivos se dieron a la fuga cuando comenzó el tiroteo.

Los servicios consulares españoles manejan tres hipótesis, la primera de ellas es que se trate de un atentado yihadista del que podría estar detrás la facción de Al Qaeda del Magreb. Tampoco se descarta que se trate de un acto de bandidaje, un problema que azota la región, o de cazadores furtivos defendiendo sus intereses. La investigación en todo caso, está supeditada al Ejército francés, cuyo destacamento más cercano se encuentra en la vecina Mali, ya que el CNI no cuenta con influencia en la zona. El portavoz del Gobierno burkinés, Ousséni Tamboura, atribuyó el ataque a «terroristas» sin especificar a qué grupo pertenecían.

Con ellos, los periodistas españoles muertos en zonas de conflicto desde 1980 ya ascienden a once. El último había sido Ricardo Ortega, el 7 de abril de 2004, que fue asesinado mientras cubría las revueltas contra el gobierno de Haití como reportero para Antena 3.

Se da la circunstancia de que Roberto Fraile ya había sido herido en 2012 en la ciudad siria de Alepo, en un ataque con una ráfaga de metralla, a la altura de la ingle. El camarógrafo tuvo que ser intervenido de urgencia y trasladado a Turquía.

En una entrevista con Beriain publicada por este periódico el año pasado, el reportero manifestó su intención de volver a la acción tras el confinamiento: «Tengo historias aparcadas que me llevan a selvas, a sabanas y a las profundidades del Amazonas que, si normalmente me muero por hacerlas, después de unos cuantos meses encerrado, más».