Claves para entender el fenómeno Vox
El duro golpe que se ha llevado el PSOE andaluz no sólo muestra la progresiva pérdida de apoyos de la fuerza hegemónica en a la región. También revela la irrupción de un grupo de extrema derecha en las instituciones políticas españolas. El fenómeno de Vox tiene la llave para gobernar Andalucia, pero ¿quiénes son y qué programan para España?
El pasado octubre, más de 10.000 personas asistieron al mitin que ofreció en el pabellón de Vistalegre la formación ultraderechista fundada por Santiago Abascal. Les ha bastado apenas cinco años de vida para que un gran número de personas les hayan apoyado antes, incluso, de llegar a las instituciones. Nadie podía imaginar el impacto que tendría un partido tan explícitamente xenófobo, racista y anti-feminista en un tiempo de supuesta apertura y lucha por visibilizar distintas causas sociales.
Su clave está, precisamente, en el discurso, sus 100 medidas urgentes para España –de corte conservador y no poco extremista– que presentaron ante la multitud convocada y que se podrían agrupar cuatro pilares: la familia y el derecho a la vida, la unidad de España, la desarticulación y persecución del terrorismo y la regulación de la inmigración. Unas propuestas que, de acuerdo con el partido, responden a problemas que acucian al país, como la destrucción de clase media, los elevados impuestos, la seguridad de nuestras fronteras y el recorte de las libertades.
Por el camino, intentarán crear una nueva Ley Electoral y una nueva Ley de Partidos que garantice la transparencia y equidad de su financiación; promoverán la evolución del Estado de las autonomías hacia un estado unitario; quieren que la Justicia esté completamente despolitizada y apuestan por un sistema educativo que fomente las libertades, la excelencia y la disciplina.
La unidad de España
El nacionalismo es la base sobre la que se asienta Vox. El orgullo por la patria y sus símbolos van desde su lema, La España Viva hasta sus estrictas medidas territoriales. Para empezar, aboga por la supresión de las comunidades autónomas, acabando así con la descentralización del Gobierno para recuperar competencias en materia de Educación y Sanidad, anular sus sistemas judiciales, suprimir las policías regionales y limitar la capacidad legislativa autonómica.
Además, Vox pretende agravar las penas por las ofensas y ultrajes a España y sus símbolos o emblemas; derogar la Ley de Memoria Histórica; impulsar un plan para la difusión y protección de la identidad nacional; y suprimir el requisito de conocer la lengua cooficial para acceder a la función pública en las comunidades que la dispongan, impulsando el español.
Con respecto a la tensa relación con Cataluña, Vox volvería a suspender su autonomía, siguiendo en esta misma línea, limitando al máximo la función ejecutiva del Govern con duras consecuencias para los responsables independentistas y, en última instancia, ilegalizando los partidos o asociaciones que persigan la destrucción de la unidad territorial y su soberanía.
Sobre País Vasco y Navarra, Vox propone eliminar sus conciertos económicos y unir a las comunidades al régimen común. Una propuesta que formaciones como UPyD y Ciudadanos también han planteado, pero en su caso desde el concenso, el centro y, sobre todo, la discreción.
La familia y el derecho a la vida
La segunda clave para entender a Vox responde a cuestiones culturales, ya que se enfoca en los preceptos religiosos que conforman la familia tradicional. Partiendo de esta base, carga contra movimientos como el feminismo, asociándolo a un intento «radical» de invertir la balanza a favor de la mujer. Un discurso que aspira a recabar el voto de muchos resentidos y, de hecho, Abascal es explícito en este reconocimiento, recalcando que «hay un feminismo asociado a una ley que convierte a los hombres en culpables por el hecho de ser hombres».
De lo que habla es de la Ley de Violencia de Género, que también pide derogar a cambio de una ley de violencia intrafamiliar que proteja por igual a ancianos, hombres, mujeres y niños. También reclama la «supresión de organismos feministas radicales subvencionados» y la «persecución efectiva de denuncias falsas» (el 0,01% del total según datos de la Fiscalía).
Además, Vox quiere crear un «Ministerio de la Familia»; aumentar las partidas para las familias que tengan hijos; ampliar el permiso de maternidad a los 180 días; prohibición de la gestación subrogada; y, por supuesto, «defensa de la vida» traducida como una batalla contra el aborto, una «aberración moral y jurídica» en palabras de Abascal.
Pero este no es el único colectivo afectado. El líder ultraderechista ha manifestado en público su aversión por la homosexualidad y ha atado sus medidas en materia de familia y derechos reproductivos de acuerdo con los ideales eurocristianos. Por otro lado, y en materia de salud, pide suprimir en la sanidad pública intervenciones quirúrgicas como el cambio de género.
Política internacional: inmigración
Como referentes están Trump en Estados Unidos, Le Pen en Francia o Alternativa para Alemania. Sin embargo, en España ningún partido había atacado medidas tan agresivas como sus compatriotas europeos. Abascal se vale de la misma retórica al afirmar que la inmigración «ataca nuestras fronteras» y que «regalamos nuestro esfuerzo a los que llegan».
Pero a pesar de tales afirmaciones, el ultraderechista se desmarca de la etiqueta de «xenófobo» argumentando que su partido pretende atacar la inmigración ilegal. De aquí se dibujan medidas como la deportación de todos los migrantes en situación irregular; la expulsión de los inmigrantes legales que cometan algún delito; la supresión del arraigo o la reagrupación familiar; elevar la exigencia en nivel de idioma; eliminación del acceso gratuito a la sanidad para inmigrantes ilegales y copago para los legales residentes que no tengan un mínimo de diez años en nuestro suelo.
También propone perseguir los delitos de odio, aunque a cambio propicia un choque imposible entre civilizaciones al considerar la religión musulmana como una amenaza y prohibir la construcción de mezquitas «promovidas por el wahabismo», aunque no especifica cómo las identificaría.
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