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Matteo Salvini, secretario federal de la Liga Norte REUTERS
Salvini reniega de la mascarilla para intentar recuperar el pulso político

Salvini reniega de la mascarilla para intentar recuperar el pulso político

«El saludo con el codo es el fin de la especie humana. Yo lo rechazo y doy la mano», dice desafiante el líder de la Liga en un encuentro en el que se niega la gravedad de la pandemia

darío menor

Roma

Martes, 28 de julio 2020

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Matteo Salvini trata de recuperar consensos presentándose como la voz de los que niegan la gravedad de la pandemia en Italia. El secretario federal de la Liga, principal partido de la oposición, lleva meses cayendo en las encuestas y ha perdido ya más de 10 puntos desde que se celebraron las elecciones europeas de mayo de 2019. Sigue, no obstante, como la primera fuerza política en intención de voto. Eclipsado durante la emergencia sanitaria por el primer ministro, Giuseppe Conte, considerado por los italianos el mejor jefe de Gobierno de los últimos 25 años, según un sondeo publicado en 'La Repubblica', Salvini intenta ahora recuperar algo de visibilidad mediática deshaciéndose de la mascarilla y abogando porque el país vuelva a la plena normalidad lo antes posible.

«El saludo con el codo es el fin de la especie humana. Yo lo rechazo. Si uno se me acerca y me ofrece la mano, cometo un delito y se la estrecho, lo confieso». Fue el desafío que lanzó Salvini en un encuentro celebrado el lunes en una sala del Senado, donde se negó a ponerse la mascarilla pese a que un ujier le conminó a que lo hiciera. Organizado por un grupo de parlamentarios que consideran que el riesgo de la pandemia ha desaparecido y que el Gobierno ha pisoteado los derechos fundamentales con las restricciones para evitar los contagios, el acto contó con la presencia del tenor Andrea Bocelli. El conocido artista dijo haberse sentido «humillado y ofendido» por no poder salir de casa durante el confinamiento y le quitó peso al coronavirus echando mano de su propia experiencia. «Yo conozco a un montón de gente, pero no sé de nadie que la hayan ingresado en terapia intensiva. ¿Por qué esta gravedad?», se preguntó Bocelli.

El encuentro en el Senado, el aula parlamentaria donde más estrecho es el margen con que cuenta la coalición gubernamental entre el Movimiento 5 Estrellas y el Partido Democrático, se produce en la semana en la que el Parlamento debe votar la prórroga al estado de emergencia. Aunque se barajó en un primer momento que fuera alargada hasta final de año, durará en principio hasta el 31 de octubre. «En esta situación Salvini trata de hacerse ver porque le falta el contacto con el público, que para él es una droga y su principal herramienta política», sostiene Fulco Lanchester, director del departamento de Ciencia Política de la Universidad 'La Sapienza' de Roma. Alex Buriani, director de investigaciones en el instituto demoscópico Ixè, considera por su parte que el líder de la Liga intenta ganarse las simpatías «de aquellos sectores de la población que están ansiosos por salir de la situación de emergencia, como ocurre con los comerciantes y otros profesionales penalizados por las restricciones».

Según los sondeos de Ixè, hay un 9% de italianos que se declaran «nada preocupados» por la pandemia y un 16% que aseguran estar «poco preocupados». Las proclamas de Salvini van hacia ese 25% de personas que no terminan de aceptar que la vuelta a la normalidad es todavía imposible. «Seguirle el juego a los negacionistas no me parece una estrategia política adecuada, sobre todo porque aún no se ha superado la crisis sanitaria y pueden surgir rebrotes», apunta Lanchester. La posición del líder de la Liga, siempre en contra de lo que dice el Gobierno, contrasta con la postura de Giorgia Meloni, máxima dirigente de Hermanos de Italia, el partido ultraderechista que recoge buena parte de los apoyos que pierde Salvini. Después de que Conte lograra para Italia 209.000 millones de euros del fondo de recuperación en el reciente Consejo Europeo, Meloni aseguró que había «salido de pie» de Bruselas. También ha marcado distancias con la Liga la otra fuerza política de la derecha, Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, cuya oposición constructiva en Europa le permite recuperarse en los sondeos.

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