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El primer ministro de Portugal, Antinio Costa. foto: afp | Vídeo: Atlas

El socialista António Costa se alza con una histórica mayoría absoluta en Portugal

Los portugueses castigan a los socios minoritarios de la 'geringonça' y convierten a la extrema derecha en la tercera fuerza parlamentaria

m. pérez

Sábado, 29 de enero 2022

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No hubo vuelco político en Portugal. Con los resultados oficiales, el socialista António Costa repetirá como primer ministro tras haber alcanzado la mayoría absoluta, con 117 escaños de los 230 del parlamento luso. Le sigue el PSD, que se queda en 71 diputados. Los socialistas han obtenido un 42% de los votos, mientras que los del PSD obtuvieron un 29,9% de las papeletas.

Pero la gran sorpresa estuvo constituida por la irrupción de Chega, partido similar a Vox, que se situó como tercera fuerza con el 7,1%, después de la beligerancia mostrada por su jefe de filas, André Ventura. Su resultado superó claramente a los comunistas y al Bloco de Esquerda. Así que, de nuevo, el gran derrotado de los comicios fue, sin duda, Rui Rio, quien no ha conseguido erigirse en una alternativa creíble al primer ministro, Antonio Costa. En cuanto a los niveles de abstención, el umbral se quedó por debajo del 45%, seis puntos menos que en la jornada electoral celebrada en 2019.

LA CLAVE

  • 116 escaños son suficientes para la mayoría absoluta en el Parlamento luso

  • Radicales La formación de extrema derecha Chaga se coloca como tercera fuerza y polarizará el Parlamento

La piedad también es escasa en política. Dentro de la amalgama subsiguiente de formaciones, los portugueses castigaron ayer a los antiguos socios del Gobierno de coalición, el Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista Portugués (PCP). No parecen perdonarles las disensiones que caracterizaron la confección de los últimos Presupuestos y acabaron con la alianza, hasta el punto de hacer naufragar las cuentas y obligar a convocar comicios. El Bloco deja de ser la tercera fuerza. Pierde prácticamente la mitad de sus votantes. La urna fue este domingo para ellos un abismo. Los comunistas, a punto de cumplir 101 años sobre sus antiguas consignas de «movilización y lucha», han mantenido a su núcleo fiel, pero pierden un buen número de papeletas. A Jerónimo de Sousa, de 74 años, y el resto de la dirección del partido les corresponde ahora decidir si el centenario se termina abrigando reivindicaciones más afines a las jóvenes generaciones de electores.

Cuando el conservador Rui Rio confesó al principio de la jornada que tenía una botella de champán puesta a enfriar, «pero estoy seguro de que los demás partidos tendrán también la suya propia», no pensó que los ánimos de los socialdemócratas acabaran al final de la jornada electoral también en la nevera. Los números no dan evidentemente para repetir una 'geringonca' a la izquierda, pero tampoco de construirla con la derecha dada la bolsa de votos que separa al PSD del Partido Socialista. El presidente luso, Rebelo de Sousa, ya había mostrado su interés en una gran coalición entre las dos principales fuerzas del país en caso de que las urnas hubieran arrojado un empate técnico.

Los próximos días serán complicados para los conservadores. Aunque suben cinco puntos respecto a las elecciones de 2019, el resultado queda lejos de lo esperado y puede marcar el camino de salida al candidato, que ya anunció que dejaría el liderazgo -revalidado en un congreso en diciembre- si era derrotado. Rui Rio dijo este domingo que se someterá al dictamen de los afiliados, pero sin citar una fecha concreta.

António Costa afronta desde hoy una legislatura que le convierte en el primer ministro con más años en el cargo desde la Revolución de los Claveles. Una certeza que, solo hace unos días, rechazaba con contundencia Andre Ventura, el singular cabeza de cartel de Chaga, formación de ultraderecha que se queda por debajo de los votos que esperaba, pero se convierte en la tercera fuerza de Portugal. También crece la ultraliberal Iniciativa Liberal, lo que augura un Parlamento muy polarizado.

Un récord absoluto de participación

Las elecciones legislativas anticipadas en Portugal estuvieron caracterizadas ayer por un incremento de la participación sorprendente, lo que algunos analistas consideraban anoche como el resultado de la aparente polarización de la cita, que animó a la población a acudir a los colegios. De los casi once millones de ciudadanos inscritos en el censo electoral, el 57% ejerció su derecho, lo que hizo que la abstención fuera la más baja de las últimas cinco convocatorias.

Pero además de la aparente rivalidad política, el éxito también residió en la propia organización de los comicios en medio de la pandemia. Hace una semana, las urnas se abrieron en algunas zonas para desahogar los colegios en la jornada de ayer, que habilitó además una franja horaria para que pudieran votar los 1,2 millones de portugueses confinados por el covid.

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