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El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, abrió en amrzo una reunión entre delegaciones de Ucrania y Rusia en Estambul. AFP
Turquía se consolida como único puente entre Ucrania y Rusia

Turquía se consolida como único puente entre Ucrania y Rusia

Erdogan aprovecha cada oportunidad para aparecer ante el público como el gran pacificador que puede salvar al mundo de un nuevo Chernóbil

mikel ayestaran

Estambul

Domingo, 28 de agosto 2022, 20:04

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Superados los seis meses de guerra en Ucrania, Turquía se ha convertido en el único puente que sigue en pie ente Kiev y Moscú. Desde el primer día de la invasión, el Gobierno de Ankara ha tratado de mediar entre los dos bandos, con quienes tiene fuertes conexiones económicas y militares. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se ha tomado la gestión de la crisis como algo personal y sabe que el éxito de esta misión puede ayudar a engrandecer su figura de cara al exterior y, sobre todo, ante las elecciones en las que se juega el cargo dentro de diez meses. El presidente no desaprovecha cada oportunidad para aparecer ante el público como el gran pacificador que puede salvar al mundo de un nuevo Chernóbil, en alusión a los enfrentamientos armados alrededor de la central nuclear de Zaporiyia, en el sureste de Ucrania, la más grande de Europa.

La mediación turca arrancó en los primeros días de la guerra. En marzo, este país fue la sede del primer cara a cara entre los ministros de Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba, y Rusia, Serguéi Lavrov, su primera y única reunión hasta la fecha. A finales de ese mes dos delegaciones de ambos países volvieron a juntarse para discutir la apertura de corredores humanitarios, entonces llegó la masacre de Bucha, el proceso se complicó y las reuniones se espaciaron, pero los contactos nunca se han detenido.

Los meses de verano han visto cómo la diplomacia ha intensificado sus esfuerzos. En julio, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, y el ministro de Infraestructura de Ucrania, Oleksandr Kubrakov, firmaron en Estambul el acuerdo para desbloquear la salida de barcos con cereal ucraniano y fertilizantes rusos bajo la atenta mirada de Erdogan y del secretario general de la ONU, António Guterres. Un pacto «para hacer frente a la hambruna mundial», según el mandatario turco, y también un paso adelante de cara a un futuro acuerdo de paz entre Kiev y Moscú. En estas semanas ya se han exportado más de un millón de toneladas de grano y el gran objetivo de Erdogan es «aprovechar las posibilidades de transformar la atmósfera positiva creada a raíz del acuerdo en una paz permanente».

La seguridad de Zaporiyia

Este agosto la figura del presidente turco ha cobrado mayor protagonismo, ya que se reunió con Vladímir Putin en Sochi y viajó a Leópolis para hablar con Volodímir Zelenski. Tras este último encuentro, en el que también participó Guterres, es cuando Erdogan destacó la importancia de mediar entre las dos partes porque «no queremos que ocurra un nuevo Chernóbil», en alusión a la inestabilidad creada por los combates en torno a la central de Zaporiyia, en manos rusas desde marzo. Un mensaje compartido por todos los líderes mundiales.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) eligió Estambul para gestionar su visita a Zaporiyia. Aquí se reunió la semana pasada el equipo de expertos liderado por Mariano Grossi, director general del OIEA, con una delegación de técnicos rusos. La visita a la central ucraniana es «inminente», declaró a los medios el diplomático italiano para quien «es fundamental que nuestros expertos estén allí lo antes posible». Zaporiyia es la mayor planta nuclear de Europa y se encuentra en el frente de batalla. Tras una desconexión de 24 horas, la central volvió a conectarse el sábado y, según los medios turcos, esta puede ser la señal de que la visita de los expertos se producirá «en los próximos días».

Sueños de grandeza de un país que navega en la ambigüedad

«Erdogan siempre ha tenido estos sueños grandiosos de que Turquía sea una potencia regional, si no global. Ya ocurrió durante la Primavera Árabe o en el conflicto de Siria. Ver a Turquía como una potencia es una fantasía porque la economía está hecha añicos y el poder militar exagerado, pero es una fantasía que funciona. Podemos pensar en la Turquía de Erdogan como una persona con una discapacidad mental inofensiva. Puede funcionar, pero necesita que lo controlen. Mientras siga soñando despierto, está bien. Si trata de actuar según sus sueños, puede ser peligroso», considera Umut Özkirimli, investigador asociado en CIDOB (Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona). Respecto al tiempo que puede durar este rol en medio de las dos partes, Özkirimli piensa que «ni Occidente ni Rusia pueden permitirse perder a Turquía, por lo que prefieren un ambiguo 'statu quo' a una pérdida total. Erdogan sabe cómo navegar por esto».

Esa ambigüedad permite a Turquía erigirse en puente entre dos países con quienes tiene fuertes vínculos. Fue el principal inversor extranjero en Ucrania en 2020 y 2021 y el papel de los aviones no tripulados turcos Bayraktar fue clave para frenar el avance de las tropas rusas hacia la capital ucraniana en la primera fase de la guerra. Al mismo tiempo, Rusia suministra un tercio de las importaciones de gas de Turquía y Rosatom, empresa pública rusa, es la responsable de desarrollar la primera planta de energía nuclear turca, que se espera que produzca alrededor del 10% de la electricidad del país a partir de 2025.

En pleno momento de sanciones internacionales a Moscú, los turcos no se han sumado a los castigos contra quien es su tercer socio comercial, pero nadie levanta la voz porque son quienes mantienen abierto el canal de mediación con el Kremlin. En Ankara no temen a las amenazas de posibles sanciones a sus compañías por no romper los vínculos con Moscú.

«Ankara persigue tres objetivos. Busca ayudar a Ucrania a evitar la derrota, evitar un conflicto abierto con Rusia, al tiempo que demuestra su solidaridad con Occidente y aumenta su peso diplomático regional», opina Rich Ouzen, experto en Turquía de 'The Atlantic Council', en un reciente artículo sobre el papel turco en la guerra. Su colega en este mismo centro de estudios estratégicos, Brenda Shaffer, recuerda además que «Turquía está preparando su infraestructura de suministro para transportar gas adicional desde Azerbaiyán a Europa a corto y medio plazo. Esto ya funciona con países como Bulgaria, al que Moscú cortó el suministro, por lo que el gas de Azerbaiyán a través de Turquía es ahora el único suministro exclusivo que reciben los búlgaros».

Tarde o temprano ucranianos y rusos se sentarán en una mesa para negociar la paz. La lejanía o la proximidad de ese momento depende de la marcha de la guerra, pero también de la intensidad de los contactos en los que Turquía trabaja desde el primer día de la invasión.

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