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Trump dispara contra Ron DeSantis

Trump dispara contra Ron DeSantis

El magnate arremete contra el gobernador de Florida y le llama «mojigato», mediocre y desleal, mientras demócratas y republicanos afrontan un fin de semana de infarto con el recuento de votos en Arizona y Nevada

miguel pérez

Viernes, 11 de noviembre 2022, 14:35

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No pudo ser. Donald Trump no ha conseguido mantener la boca cerrada y a poco más de cuarenta y ocho horas del triunfo aplastante del gobernador Ron DeSantis en las urnas de Florida ha arremetido con total crudeza contra quien puede ser su competidor como candidato conservador a la Casa Blanca en 2024. En una cadena de mensajes se ha despachado contra la promesa republicana de 44 años acusándole de «mojigato» y desleal, tras considerale un «gobernador promedio», eso sí, «con excelentes» dotes para «las relaciones públicas»; en otras palabras, un político con más formas que contenido, vulgar. El tono del expresidente ha escalado enteros hasta amenazar con divulgar aspectos privados de DeSantis que «solo su mujer conoce», en el peor estilo barriobajero del trumpismo.

Donald Trump es él mismo. Su cólera y sus obsesiones siguen siendo ley por encima de los consejos de sus asesores, que intentan salvarle de la mejor manera posible del clima adverso generado hacia su figura dentro del partido a raíz de los resultados de las elecciones intermedias. Influyente sectores conservadores achacan al exmandatario la culpa de haber perdido «escaños perfectamente ganables» en el Congreso y el Senado debido a la «baja calidad» de los candidatos que él había seleccionado para cientos de cargos en la nación. El jueves, los asesores presionaron a Trump para que no anuncie el próximo martes su candidatura a la presidencia de Estados Unidos dado el mal momento que atraviesa, y también le recomendaron que no realizara comentarios sobre DeSantis para no agravar su imagen doliente.

Pero Trump ha decidido abrir la guerra. En su red social propia, ha mostrado su disgusto con los medios de comunicación y con quienes dentro del partido se han entusiasmado con la victoria del gobernador y a éste le ha dedicado una andanada de mensajes que no hubiera sido capaz de mejorar el rifle de John Wayne en 'Río Bravo'. Recupera el viejo apodo con el que le ha tildado en más de una ocasión, «Ron DeSanturron», y se duele de que «esté jugando» con una posible postulación a la presidencia.

El gobernador Ron DeSantis celebra su triunfo en Florida
El gobernador Ron DeSantis celebra su triunfo en Florida reuters

El líder republicano reta indirectamente a DeSantis a que se exprese con claridad (si se presenta, los dos deberían competir en primarias), pese a que el entorno del político de Florida ha señalado que es posible que guarde silencio hasta el final del periodo legislativo de su Gobierno. Fuentes conservadoras creen que parte del interés del magnate radica en que si DeSantis hiciera pública ahora la decisión de concurrir a las urnas en 2024, se abriría una división interna en el partido en la que Trump pondría a prueba su peso, el alcance actual del trumpismo y los apoyos internos que tiene dentro.

Al exmandatario le ha sentado especialmente mal el respaldo de los medios conservadores a la nueva estrella ascendente del republicanismo. «NewsCorp, que es Fox, el 'Wall Street Journal' y el que ya no es el gran 'New York Post', está decidido a apoyarle», asegura en un tuit, que evidencia la cólera que sintió el miércoles cuando vio en el 'Post' el titular 'DeFuture' con el que el periódico abría la portada. También recupera sus viejos fantasmas del negacionismo ante el coronavirus y explica que el gobernador «no tuvo que cerrar su Estado, pero que lo hizo, a diferencia de otros gobernadores republicanos».

Por segunda vez en dos días, el magnate recuerda que él obtuvo mejores datos en el Estado durante las presidenciales que los de su posible competidor en estas últimas elecciones e insólitamente achacha su triunfo al sol de Florida. «Tiene la ventaja del sol, a donde la gente de los Estados mal gobernados del norte iría sin importar quién fuera el gobernador», sostiene el expresidente, que también se atribuye cierta cuota de mérito por el apoyo que dio a De Santis en 2018.

Es más, afirma que éste se encontraba «políticamente muerto» en aquella época y acudió a él «desesperadamente» para obtener su ayuda. De la misma manera que deslizó durante la jornada electoral del martes en una entrevista, Trump advierte que si el gobernador concurre a las presidenciales es casi seguro que aparecerán informaciones comprometedoras de su pasadol. «Yo mismo contaré cosas sobre él que no serán muy halagadoras. Sé más sobre él que nadie, aparte de su esposa. Es ella la que dirige su campaña», concluye en alusión a la costumbre de DeSantis de debatir cualquier iniciativa en casa con sus familia antes de tomar una decisión.

Recuento de votos en el centro de tabulación electoral de Arizona
Recuento de votos en el centro de tabulación electoral de Arizona afp

Y mientras Trump da rienda suelta a sus frustraciones, los dirigentes de su formación y del Partido Demócrata se preparan para un fin de semana de infarto. Responsables electorales de Arizona y Nevada creen que el resultado de las más de 600.000 papeletas pendientes de recuento en los dos Estados terminará con suerte la madrugada del lunes. De ellas, y de lo que suceda en Georgia en diciembre en la segunda vuelta electoral, depende el control del Senado. Los dos partidos están empatados a 48 escaños en la Cámara Alta y esos tres asientos designarán el liderazgo final.

Los candidatos demócratas deben ganar al menos en dos Estados para dirigir el Senado. Confían en que su aspirante Mark Kelly siga como líder en el recuento de Arizona y la actual Catherine Cortez recupere apoyos en Nevada, donde todavía está por detrás de su oponente republicano, Adam Laxalt. Los conservadores esperan lo inverso: que Laxat continúe a la cabeza en Nevada y Blake Masters supere a Mark Kelly en Arizona. Una victoria de los demócratas tiene una importancia capital para la legislatura de Joe Biden. Ante la eventual pérdida del control del Congreso, mantener el Senado le permitiría cuando menos nombrar cargos en la Administración y la judicatura.

A los funcionarios les quedan largas horas de trabajo. En turnos diurnos y nocturnos los empleados de Arizona tienen todavía que revisar 570.000 papeletas. Una de las razones de la demora reside en el abundante número de votos que los estadounidenses han depositado por adelantado en territorios como éste, donde muchos prefirieron no esperar al final ante las amenazas de posibles incidencias que Trump ha esparcido durante semanas. El ejemplo más transparente es el condado de Maricopa, con 4,4 millones de habitantes, que ha recibido nada menos que 300.000 sufragios por correo. En Nevada, mientras tanto, el volumen es más reducido: los funcionarios deben registrar aún unas 60.000 papeletas, aunque hasta mañana, sábado, pueden continuar recibiendo votos que fueron entregados en el servicio postal antes de la jornada electoral.

La forma de voto tiene su importancia en esta historia. El recuento en el resto del país demuestra que los demócratas tienen más electores entre quienes envían su papeleta por correo mientras que los republicanos prefieren votar a pie de urna, quizá por las advertencias de Trump de que el sistema postal puede ser objeto de fraude. En realidad, para él, todo puede ser manipulable... salvo sus éxitos.

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