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Sistani y Francisco se entrevistaron ayer en la humilde morada del gran ayatolá, un modesto piso de alquiler en Nayaf (Irak). afp
El Papa acude al gran ayatolá Sistani para asegurar la permanencia cristiana en Irak

El Papa acude al gran ayatolá Sistani para asegurar la permanencia cristiana en Irak

Los líderes espirituales católico y del chiísmo abogaron por la «coexistencia» en un Irak desangrado por la guerra y diferencias sectarias y étnicas

mikel ayestaran

Jerusalén

Sábado, 6 de marzo 2021, 20:40

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Todos los caminos llevan a Roma, pero esta vez fue Roma quien tuvo que hacer el camino hasta Nayaf, localidad al sur de Irak. Lejos del lujo y de la majestuosidad del Vaticano, el Papa Francisco voló desde Bagdad a la ciudad santa chií, situada a 150 kilómetros de la capital, recorrió en coche blindado la calle Rasool hasta llegar a las proximidades del santuario del imam Alí, yerno de Mahoma. Después fue caminando hasta el hogar del gran ayatolá Alí Sistani, que vive allí de alquiler en un pequeño piso desde hace varias décadas.

El líder espiritual chií, de 90 años y de negro riguroso, y el máximo representante de la iglesia católica, de 84 y con su habitual túnica blanca, hablaron durante 40 minutos. No hubo comunicado conjunto, pero ambas partes destacaron la importancia de la «coexistencia» en un país que se ha desangrado por las diferencias sectarias y étnicas. Tampoco hubo mascarillas, aunque el Papa está vacunado y el líder chií no.

Alí Sistani rompió con su costumbre de no aparecer en público y las cámaras pudieron recoger los primeros instantes del encuentro, pero la reunión fue a puerta cerrada y hubo que esperar al comunicado posterior de su oficina. El Papa buscaba tender puentes hacia el islam chií, aunque a la vez también perseguía la complicidad de su interlocutor para proteger a los cristianos.

Bergoglio acudió a su morada y entre líneas se pudo leer la petición de asegurar la presencia de la minoría cristiana en Irak, junto al final de la persecución por parte de algunos sectores de las todopoderosas milicias chiíes. A tal fin Francisco recordó que durante los tiempos más complicados en el país, Sistani «levantó la voz en defensa de los más débiles y perseguidos».

«Vivir en paz y seguridad»

El gran ayatolá le aseguró que presta atención «al hecho de que los ciudadanos cristianos puedan vivir como todos los iraquíes en paz y en seguridad, con todos sus derechos constitucionales». Sistani es el único religioso con estatus de 'marja'taghlid' (fuente de ejemplo) dentro de esta secta mayoritaria en países como Irak e Irán. Sus intervenciones han resultado decisivas desde la invasión de Estados Unidos para el control de la parte del país chií, hasta el estallido del levantamiento suní liderado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Fue clave su 'fatwa' (edicto religioso) pidiendo el alistamiento de sus seguidores de forma urgente para frenar el avance de un EI que, tras tomar las ciudades de Tikrit y Mosul, estaba a las puertas de Bagdad. La respuesta fue inmediata y, ante la desbandada de las fuerzas armadas creadas y formadas por Estados Unidos tras desmantelar el Ejército del expresidente Sadam Hussein, fueron estos paramilitares, en su mayoría chiíes, quienes llevaron el peso de la lucha antiterrorista.

Hace dos años, el Papa mantuvo en El Cairo un encuentro con el jeque Ahmed al-Tayeb, gran imán de la institución suní Al-Azhar, principal referente de la secta mayoritaria dentro del mundo islámico. Ahora llega esta cumbre con el chiismo y dentro de esta secta del islam existe una bicefalia entre Nayaf y Qom, ciudad santa de Irán, y la autoridad que tienen Sistani y el Líder Supremo iraní, Alí Jamenéi. El primero goza de mayor carisma y opta por mantenerse alejado de la política, aunque no duda en intervenir si la situación lo requiere. El segundo es el máximo responsable político y religioso de la república islámica.

Coexistencia

Para el analista iraquí Mohamad Al-Radhi, asesor del clérigo chií Ammar al-Hakim, «este encuentro en Nayaf ratifica el papel clave del gran ayatolá Sistani como figura del chiismo que trabaja para lograr la paz y la coexistencia». A su juicio, el viaje del Pontífice «animará a los cristianos del mundo a venir a Irak como peregrinos.

Con el tiempo, puede ser también el punto de inflexión que haga regresar al país a los cristianos que emigraron tras sufrir graves tragedias. No será fácil, pero con el esfuerzo del Gobierno el clima puede mejorar para que vuelvan los cristianos». Hasta 2003, fecha de la invasión de Estados Unidos, había 1,5 millones de cristianos en Irak; hoy, sin embargo, no superan los 300.000 y este viaje del Papa trata de reforzar su ánimo para que permanezcan en el país.

Tras el encuentro en Nayaf, el Papa viajó a la localidad de Ur y realizó una oración conjunta con líderes de diferentes confesiones para seguir dando pasos en la unidad entre todas ellas. El impacto de la jornada y de la buena sintonía entre todos los grupos llevó al primer ministro, Mustafa al- Kazemi, a declarar el 6 de marzo como Día de la Tolerancia y la Coexistencia en Irak.

La maratoniana agenda de Bergoglio concluyó este sábado con una misa pública en árabe y arameo, la lengua que hablaba Jesús, en la iglesia de San José en el centro de Bagdad. Tras esta jornada dedicada al sur del país, la brújula del Papa apunta ahora al norte, donde recorrerá las ruinas dejadas por el califato en Mosul o Qaraqosh. También celebrará una misa en el estadio de Erbil, capital de la región autónoma kurda y refugio de cristianos de todo el país durante los años de máxima violencia sectaria.

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