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El ex primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, en una imagen de archivo. EP
Netanyahu vuelve a dividir el voto de Israel

Netanyahu vuelve a dividir el voto de Israel

Los comicios del martes se han convertido en un plebiscito sobre el ex primer ministro, que pretende recuperar el poder aunque los sondeos plantea una dura batalla para lograr la mayoría en el Parlamento

Mikel Ayestaran

Corresponsal. Estambul

Domingo, 30 de octubre 2022, 19:28

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Israel vuelve a las urnas este martes en las que serán los quintos comicios en menos de cuatro años. El maratón electoral israelí empezó en 2019, el mismo año en el que Benyamin Netanyahu fue acusado de corrupción. Desde entonces el primer ministro con más tiempo en el cargo de la historia del Estado judío y actual jefe de la oposición ha ganado elección tras elección, pero ha sido incapaz de sumar los 61 escaños necesarios en el Parlamento para formar gobierno. Los ciudadanos están de nuevo divididos entre el voto pro y anti Netanyahu, por lo que los cita se convierte en un plebiscito sobre el veterano dirigente, de 73 años, que aspira a recuperar su asiento.

Las encuestas apuntan de nuevo a un escenario similar al de los procesos anteriores. El Likud de Netanyahu seguirá siendo la fuerza más votada, aunque en la Cámara el bloque de fuerzas ultranacionalistas y ultraortodoxas que apoyan al ex primer ministro no alcanzaría la mayoría de forma clara. La encuesta de la televisión pública KAN deja a la coalición liderada por Netanyahu con 60 escaños y a la alianza liderada por el primer ministro, Yair Lapid, con 56. El sondeo del diario conservador 'Israel Hayom' otorga al bloque de Netanyahu 61 escaños y el Canal 14 le concede 62. Un panorama muy reñido que refleja la fuerte división que genera un exmandatario que mantiene una base fiel de votantes a quienes no les preocupa su proceso por corrupción.

Lapid, líder de Yesh Atid (que se puede traducir como 'Hay Futuro'), tratará de mantenerse en el cargo de jefe del Gobierno que ocupa desde el 1 de julio tras la dimisión de Naftali Bennet, desaparecido de la primera línea. El expresentador de televisión, de 58 años, ha cambiado su tono periodístico por uno más político y consolida el partido que fundó en 2012 como la segunda fuerza del país. El mensaje que trata de transmitir es que trabaja contra la corrupción y por mejorar la situación económica del país y entre sus logros consta el haber sido capaz de acabar con doce años de mandato de Netanyahu gracias a su alianza con Bennet.

Ambos lideraron una coalición tan amplia como frágil en la que rompieron el tabú del apoyo árabe y contaron con los islamistas de la Lista Árabe Unida de Mansour Abás. La ilusión duró menos de un año, comenzaron las deserciones y en lugar de esperar a que la oposición les expulsara, disolvieron el Parlamento y convocaron las elecciones que se celebran este martes.

El voto palestino

Bennet y Lapid lograron alcanzar la mayoría en la Cámara gracias a Abás y Netanyahu siempre les acusó de pactar con «terroristas». En estos comicios las encuestas apuntan a que los partidos árabes ganarán ocho escaños, muy por debajo de los 15 de 2020. Entre las razones de este bajonazo se encuentra la división de los partidos, que concurren por separado, y la decepción de unos votantes que esta vez no parecen motivados para acudir a las urnas. Si este resultado se confirma, el líder del Likud lo tendrá más sencillo de lo previsto para sumar una mayoría que le devuelva el poder. El 24% de la población israelí la forman los palestinos que no fueron expulsados en 1948, pero su voto apenas ha tenido peso alguno hasta la irrupción de Abás para apartar a Netanyahu del poder.

Para recuperar el asiento de primer ministro, el líder del Likud cuenta con aliados como Itamar Ben Gvir, líder de la formación ultranacionalista Poder Judío. En plena campaña Ben Gvir, colono de Kiryat Arba, empuñó su pistola contra un grupo de palestinos en el barrio de Sheij Jarrah, en el sector árabe de Jerusalén. Su mensaje, marcadamente racista y violento, ha trascendido, su ideología se ha incorporado a la línea cada vez más extremista del ultranacionalismo religioso y pueden convertirse en socios del próximo gobierno de Israel.

La dependencia de Netanyahu de la ultraderecha y de los ultraortodoxos llevará al país «a convertirse en una versión de Irán», opina el analista Dan Perry en 'The Jerusalem Post', quien lamenta que «Israel se transformará en una democracia autoritaria similar a Hungría si Netanyahu gana las elecciones». La respuesta se conocerá este martes.

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