Israel devuelve a miles de trabajadores gazatíes a la Franja bajo los bombardeos

La ONU asegura estar «profundamente preocupada» por esta expulsión masiva. «Están siendo enviados de vuelta pese a la gravedad de la situación en Gaza», lamentó Elizabeth Throssell. La portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos recordó que la Franja es ahora objetivo de intensos bombardeos.

Antes de adoptar esta medida, el general israelí Daniel Hagari había declarado no estar en guerra contra los civiles de Gaza, sino contra Hamás. Ahora, sin embargo, se envía a miles de personas a un lugar arrasado por la guerra. Unos 700 gazatíes regresaron este viernes a la Franja a través del paso Kerem Shalom, en el extremo sur, cerca de Egipto, tras haber estado retenidos por las autoridades israelíes desde que estalló el conflicto

«Israel está cortando todo contacto con Gaza. Los trabajadores de la Franja que estaban en el país el día del estallido de la guerra serán devueltos a Gaza», insistió el Gabinete de Seguridad. Las autoridades israelíes no han dado cifras sobre el número total de gazatíes que serán expulsados, aunque hay 18.500 palestinos de Gaza con permiso de trabajo en Israel, según los cálculos de COGAT, organismo militar que controla los asuntos civiles en los territorios ocupados.

La situación de estos trabajadores se complicó nada más iniciarse la guerra. Algunos fueron trasladados a Cisjordania y cerca de 4.000 acabaron detenidos e interrogados para comprobar si habían estado implicados en los ataques iniciales de Hamás. Varias organizaciones humanitarias han denunciado que estos empleados gazatíes vieron revocados sus permisos y fueron recluidos entre la prisión de Ofer, en la Cisjordania ocupada, y varias bases militares.

Mientras eran trasladados al otro lado de la frontera, algunos aún llevaban pegatinas de plástico con números alrededor de las piernas. «Solíamos servirles, trabajar para ellos, en casas, restaurantes y mercados a cambio de los precios más bajos y, a pesar de ello, nos humillaban», relató a 'Reuters' Jamal Ismail, trabajador del campo de refugiados de Maghazi, en el centro de la Franja de Gaza.

Desde el 7 de octubre, el ejército de Israel bombardea la zona. La semana pasada inició una incursión por tierra. En la otra parte del frente, las milicias palestinas han lanzado cohetes y miembros de Hamás, ocultos en una red de túneles, se enfrentan a los soldados israelíes en ataques por sorpresa.

La Franja es ya un territorio donde no hay un metro seguro. Su población no tiene salida. Las tropas de Israel han rodeado Gaza. En esa prisión al aire libre todo es desesperación. Los hospitales están colapsados y falta de todo. Casi millón y medio de ciudadanos han tenido que desplazarse. Tratan de huir de una ratonera en la que por ahora sólo hay una mínima vía de escape, el paso de Rafah, en la frontera con Egipto.

La expulsión de los 18.500 trabajadores gazatíes que se ganaban la vida en Israel los condena a subsistir en medio de una carnicería. Mientras esta medida está ya en activo, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, insta a «hacer más» para proteger a los civiles palestinos. El enviado estadounidense siempre ha respaldado la «campaña de Israel contra Hamás», ya que tiene el «derecho y la obligación» de defenderse ante los ataques del grupo armado palestino. Pero también ha recalcado la dificultad de llegar a la paz si antes se produce una «catástrofe humanitaria».