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Corresponsal. Roma
Miércoles, 2 de noviembre 2022, 16:22
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Se ha acabado la época en la que Italia accedía a que desembarcaran en sus puertos los migrantes socorridos por las naves de oenegés de otros países. Lo dejó bien claro Matteo Piantedosi, ministro del Interior en el nuevo Gobierno italiano liderado por Giorgia Meloni, en una entrevista publicada este miércoles con el diario 'Corriere della Sera'. En este momento hay más de 1.000 personas salvadas por barcos humanitarios en el Mediterráneo Central que esperan un puerto seguro donde poder desembarcar desde hace días, en algunos casos hasta doce.
«No podemos encargarnos de los migrantes recogidos en el mar por naves extranjeras que operan sistemáticamente sin la preventiva coordinación con las autoridades», comentó Piantedosi, que fue jefe de Gabinete del líder de la Liga, Matteo Salvini, quien se ha venido manifestando en la misma línea en los últimos días. Como ministro de Infraestructuras y Transportes, Salvini ha reclamado la autoridad sobre los puertos insistiendo en que a éstos no deben llegar los migrantes salvados por los barcos humanitarios en el Canal de Sicilia.
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Según los datos ofrecidos por Piantedosi, las llegadas por esa vía suponen sólo el 16% de los desembarcos. En lo que llevamos de 2022 han arribado a Italia a través del Mediterráneo central casi 86.000 desplazados, frente a los 53.800 del mismo período de 2021 y 28.300 de 2020. «Ya que nos hacemos cargo del restante 84% de los migrantes llegados a nuestras costas, con otros medios o salvados por nosotros, esperamos que se haga realidad la tan mencionada solidaridad europea. Y no sólo a través de las recolocaciones, hasta ahora sustancialmente fracasados», exigió el ministro, pidiendo que los países de bandera de las naves humanitarias se hagan cargo de las personas salvadas por dichos buques.
Piantedosi se mostró además partidario de impedir que zarpen los barcos de inmigrantes desde el norte de África, el objetivo que persigue el acuerdo entre Italia y Libia que se renovó este miércoles de manera automática por otros tres años. Este pacto firmado por primera vez en 2017 y patrocinado por la Unión Europea prevé que el Gobierno italiano entregue dinero, patrulleras y otros medios, así como formación técnica, a las autoridades libias para que vigilen sus aguas, impidan que zarpen las barcazas llenas de inmigrantes y los devuelvan a territorio libio cuando las interceptan en el mar.
Médicos Sin Fronteras (MSF), como otras muchas organizaciones humanitarias, ha criticado este acuerdo porque perpetúa «el ciclo de violencia» que sufren estas personas en el país norteafricano, «que no es un lugar seguro para que los migrantes sean devueltos». El 'Geo Barents', fletado por MSF, es uno de los barcos que espera en estos momentos en el Mediterráneo Central un puerto seguro donde poder desembarcar a los 572 migrantes rescatados en diversas operaciones llevadas a cabo en aguas de responsabilidad de búsqueda y rescate de Malta. Entre ellos, hay tres mujeres embarazadas y más de 60 menores, muchos de ellos no acompañados. Ni Malta ni Italia han respondido a las diversas peticiones realizadas por el 'Geo Barents' para que se le asigne un lugar seguro donde estas personas puedan bajar a tierra.
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