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Mikel Casal
La insuficiente metamorfosis de Le Pen

La insuficiente metamorfosis de Le Pen

Sin lograr las llaves del Elíseo, su cambio ha cosechado los mejores resultados de extrema derecha en Francia

beatriz juez

París

Domingo, 24 de abril 2022

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A la tercera no fue la vencida. Pero nunca estuvo tan cerca de conseguirlo. Marine Le Pen, candidata de Reagrupación Nacional, soñaba con hacerse con las llaves del Palacio del Elíseo, pero el presidente Emmanuel Macron volvió a cruzarse en su camino. La diferencia es que esta vez la derrota no fue tan agria. Cosechó los mejores resultados que jamás ha conseguido la extrema derecha en Francia y con la perspectiva, además, de ponérselo muy difícil a su rival en las legislativas que se celebrarán en junio.

Abogada de profesión, Le Pen, 53 años, tendrá que conformarse con seguir de diputada de la Asamblea Nacional. Pero con un partido que, de mantener la inercia del domingo, se verá reforzado. Ha sido concejal departamental, consejera regional y eurodiputada. Incluso en 2014, la revista estadounidense 'Time' la consideró una de las cien personalidades más influyentes del mundo. Ha sido tres veces candidata presidencial. En 2012, fue eliminada en la primera vuelta con un 17,9% de los votos. En 2017, pasó a la segunda vuelta y cayó (33,9%–66,1%) ante Macron. El último margen redujo la distancia a quince puntos.

La política corre por sus venas. Su padre es Jean-Marie Le Pen, el histórico líder de la extrema derecha francesa, fundador del Frente Nacional y cinco veces candidato presidencial. Desde pequeña le acompañaba a mítines y reuniones del partido. Política e intimidad familiar, a menudo, se entremezclaban en la casa de los Le Pen.

Marine, cuyo verdadero nombre es Marion Anne Perrine Le Pen, conoce, de primera mano, la violencia política. En 1976 cuando tenía 8 años, los Le Pen sobrevivieron a un violento atentado con bomba contra el edificio de apartamentos en París en el que residían que iba dirigido contra el patriarca. El atentado fue reivindicado por un comité antifascista. Fue, según la política de extrema derecha, uno de los acontecimientos que más le marcaron en su infancia.

Pierrette, su madre, se largó en 1984 de casa con el periodista Jean Marcilly, biógrafo de su marido. Marine se puso del lado del padre. Tras el divorcio, Pierrette se vengó en 1987 de su exmarido posando medio desnuda en la revista Playboy, lo que creó un gran escándalo en la época.

Una niña pija

Aunque Marine Le Pen se ha presentado en estas elecciones ante los votantes como «la candidata del pueblo», en realidad, siempre ha sido una niña pija que heredó de su padre el partido como si fuera una empresa familiar y creció en una mansión del parque de Montretout, en el acomodado barrio de Saint-Cloud, en las afueras de París. «Mi hija es una burguesa. Marine nunca ha sufrido materialmente. Ha tenido una vida de confort», explicó Le Pen padre a Renaud Dély, autor de la biografía 'La verdadera Marine Le Pen' (editorial Plon).

Marine es una Le Pen de rostro más amable que su padre, considerado por muchos «el diablo de la República» por sus ideas extremistas y antisemitas. Desde que tomó las riendas del Frente Nacional en 2011, ha realizado un proceso de «desdiabolización» del partido para hacerlo más presentable de cara al electorado y erigirse como una alternativa creíble a Macron.

Echó a los elementos más radicales del partido. Y osó lo impensable: excluir a su propio padre, que lo fundó en octubre de 1972, después de que este provocara una gran polémica al decir en 2015 que las cámaras de gas utilizadas por los nazis para exterminar a los judíos eran «un detalle de la Historia».

Bajo la alfombra

En ese proceso de lavado de imagen del partido, Marine rebautizó la formación con el nombre de Reagrupación Nacional, que asusta menos al electoral francés que el temido Frente Nacional. Barrió bajo la alfombra el antisemitismo y suavizó su programa electoral para atraer más votantes. Ahora incluso reivindica la figura del ex presidente Charles De Gaulle, que su padre y el Frente Nacional denostaban.

La irrupción en la política nacional del ultraderechista Eric Zemmour, más extremista que ella, ha contribuido a suavizar aún más su imagen. Al lado de Zemmour, Le Pen parece más moderada, aunque Reagrupación Nacional sigue siendo un partido de extrema derecha si uno lee su programa.

'La Francia que amamos. Marine presidenta', ha sido el eslogan elegido por su equipo para esta campaña electoral. Sin el apellido paterno, lo que se convirtió en otro detalle significativo para reforzar el objetivo de blanqueamiento de la formación 'ultra'. Y por el que tuvo que dar alguna que otra explicación. O, lo que es lo mismo, contrarrestó las lógicas suspicacias con una defensa reforzada de sus raíces familiares. Ha subrayado que se siente «orgullosa» de ser una Le Pen, que considera «sinónimo de valentía y perseverancia». De esto último parece que va sobrada.

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