Penny Mordaunt se postula como sustituta de Liz Truss en un discreto proceso electoral

El viernes es un día de poca actividad en el Parlamento, porque muchos diputados ya han partido hacia sus circunscripciones o a sus viviendas familiares. La agenda oficial es escasa y en los medios de comunicación comparecen únicamente diputados de Londres o de los alrededores de la capital. El sábado y el domingo, el edificio parlamentario abre las puertas a los turistas. La campaña se ha hecho invisible, al menos en sus primeros compases.

Los pasos recientes del Partido Conservador han llevado al semanario alemán 'Der Spiegell' a publicar en portada un dibujo del Big Ben en forma de plátano para ilustrar la conversión del Reino Unido en una monarquía bananera. Hace dos meses, un sesudo artículo en la misma revista argumentaba por qué el país de los británicos es imprescindible para el resto de los europeos.

Pero la revolución permanente de los conservadores da giros chocantes. Tras pasar dos meses en un proceso electoral con múltiples debates para elegir a la sustituta de Boris Johnson, en el contexto de una guerra en Europa y de una preocupante crisis de precios, la elegida, Liz Truss, dimite a los 45 días y ahora se busca al siguiente primer ministro a puerta cerrada y con la esperanza de que la decisión esté tomada el lunes.

Johnson afirmó a un diputado por WhatsApp que «vamos a hacerlo». Sunak no ha comparecido. Penny Mordaunt se ha ofrecido para «unir al país, cumplir nuestras promesas y ganar las elecciones». Lo que emerge es una lista de diputados que en las redes sociales o en conversaciones con los medios han expresado su apoyo a alguno de los candidatos que podrían presentarse. Hasta la noche de este viernes, 82 representantes asociaban su nombre a Sunak, 42 lo hacían a Johnson y 20 a Mordaunt.

Cualquiera que salga nominado de este proceso lo tendrá difícil para navegar en esta crisis política. Una encuesta de YouGov indica que el electorado prefiere al líder laborista, Keir Starmer, con una ventaja del 43% de votos frente a un 34% del conservador Sunak. En el caso de Johnson, la relación es del 48% al 35%, mientras en el de Mordaunt quedaría en un 43%-28%, todos ellos favorables a Starmer. El 56% de los votantes conservadores se declaran bastante o muy contento si Johnson es primer ministro de nuevo. Al 52% de la población no le gusta la idea.

Es probable que Sunak tenga más votos de diputados que sus rivales. También que Mordaunt no llegue al umbral de cien apoyos. Johnson sería el favorito si supera esa primera criba porque los miembros del partido lo elegirían frente a Sunak con un rápido voto digital. Pero coces conservadoras alertan sobre la falta de acceso a internet de muchos de sus miembros. Las casas de apuestas, que suelen acertar en sus pronósticos políticos, daban la victoria ayer a Sunak, por delante de Mordaunt y Johnson.

El exlíder conservador y exministro de Exteriores William Hague ha sido de los primeros en rechazar un eventual regreso del anterior 'premier'. «Este desmoronamiento comenzó porque Boris Johnson no fue capaz de dirigir correctamente el Gobierno y de mantener un elevado estándar de conducta. Su regreso crearía una espiral mortal del Partido Conservador. Es la peor idea que he oído como miembro del partido en 46 años», dijo.

Algunos diputados 'tories' han prometido abandonar el grupo parlamentario si es reelegido. Pero una exministra que dimitió cuando Johnson fue derrocado, el 8 de julio, se ha sumado a la lista de los que ahora le apoyan. Y el Grupo de Investigación Europea (ERG), una influyente facción 'brexiter', ha decidido reunir a su sesentena de miembros el lunes para decidir su voto.

Mordaunt- -robusta 'brexiter', según una de sus valedoras- expresó este viernes su compleja ambición de unir al país, pero tendría que comenzar por hacerlo con su grupo parlamentario, y eso parece aún más complicado. Los laboristas buscan maneras retóricas variadas para exigir elecciones, pero los conservadores tienen una mayoría de 71 escaños. El 'Financial Times' comparte su argumento. «Los conservadores no deberían continuar sin un nuevo mandato de los votantes», afirmaba en su editorial.