Xi y Takaichi apuestan por la cordialidad entre China y Japón en su primer encuentro
La nueva primera ministra nipona recurre al legado de Shinzo Abe para promover los intercambios económicos pese a las rencillas históricas y las suspicacias personales
Jaime Santirso
Enviado especial a Gyeongju (Corea del Sur)
Viernes, 31 de octubre 2025, 11:01
China y Japón fían sus diferencias, por ahora, a la diplomacia. Así lo han manifestado el líder chino, Xi Jinping, y la primera ministra nipona, ... Sanae Takaichi, durante su reunión esta tarde (hora local), con motivo de su participación mutua en el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) celebrado en la ciudad surcoreana de Gyeongju.
Se trata del primer encuentro entre ambos, pues apenas ha transcurrido una semana desde la investidura de Takaichi como jefa de Gobierno, la primera mujer nipona en ostentar este cargo en la historia. La historia, en efecto, ha condicionado la conversación, y no por la ruptura de roles de género, sino por la brutal ocupación japonesa de China durante la II Guerra Mundial, un recuerdo que todavía enturbia la relación entre los países.
La vigencia de este episodio histórico resulta aún más punzante este año, en el que se conmemora el 80º aniversario de la rendición del Japón imperial que puso fin al conflicto en Asia. A principios de septiembre el régimen de Pekín festejó la efeméride con un fastuoso desfile militar presidido desde la puerta de Tiananmen por Xi Jinping. El líder chino compareció flanqueado por el ruso Vladímir Putin y el norcoreano Kim Jong-un como invitados de honor, en la escenificación de un frente contra Occidente que tiene a Japón por primera frontera.
El saludo entre Xi y Takaichi ha resultado, como cabía esperar, frío. Sin embargo, ambos han mantenido en sus respectivas intervenciones un tono protocolario, conciliador incluso. «China es un país vecino importante para Japón. […] Ambas naciones comparten una responsabilidad significativa por la paz y la prosperidad en la región y en la comunidad internacional», ha afirmado la primera ministra nipona, según ha recogido la televisión pública NHK. «Deseo reafirmar la orientación general de las relaciones entre Japón y China hacia el avance integral de una relación estratégica de beneficio mutuo».
Dicha mención no responde a la casualidad. El sintagma «relación estratégica de beneficio mutuo» fue empleado por primera vez allá por 2006, en una declaración conjunta emitida por quienes de aquella eran, respetivamente, líder y primer ministro: Hu Jintao y Shinzo Abe. Takaichi señala así –como en tantas otras materias– una voluntad de continuidad a partir del legado del difunto estadista, su antiguo mentor, quien trató de promover los vínculos económicos pese a las discrepancias políticas.
Xi, por su parte, ha interpretado estas palabras como un gesto de buena voluntad. «Tras su investidura, usted declaró que China es un vecino importante para Japón, y que es necesario construir una relación constructiva y estable, así como avanzar de manera integral en una relación estratégica de beneficio mutuo. Esto demuestra que usted y su nueva Administración valoran las relaciones entre Japón y China», ha señalado el mandatario. «Manteniendo la comunicación, espero que trabajemos juntos para desarrollar las relaciones entre Japón y China en la dirección correcta».
Cuestión personal
La dinámica personal, por otro lado, parecía no contribuir a suavizar el conflicto latente. Takaichi procede del ala más conservadora del conservador Partido Liberal Democrático (PLD) y mantiene un discurso de marcado tono nacionalista, como demuestran sus recurrentes visitas a Yasukuni, el templo sintoísta que honra la memoria, entre muchos otros soldados japoneses, de varios criminales de guerra, un problemático lugar que la mayoría de sus compañeros de filas acostumbra a evitar y que provoca la indignación de China y Corea del Sur.
Una de sus primeras instrucciones tras acceder al cargo consistió en acelerar el gasto en Defensa para mejorar las capacidades militares del país, y en abril de este año visitó Taipéi, donde mantuvo un encuentro con el presidente taiwanés, ante quien proclamó la necesidad de formar una «alianza cuasimilitar» con otros países democráticos de la región.
El desafecto, por tanto, se daba por descontado, como demuestra el hecho de que la felicitación protocolaria china llegara con una semana de retraso y por boca del primer ministro, Li Qiang, en lugar de Xi. Takaichi, no obstante, ha tenido este viernes la cortesía de mencionar «preocupaciones existentes entre los dos países» sin llegar a especificarlas, al tiempo que tendía una invitación: «Deseo continuar un diálogo franco con usted y profundizar nuestra relación personal».
Tanto China como Japón, además, acaban de afianzar sus lazos con Estados Unidos. El esperado encuentro de Trump y Xi brindó acuerdos menores que rectifica la dinámica de confrontación. A su paso por Japón, su principal socio en la región, el estadounidense no escatimó elogios personales hacia Takaichi, al tiempo que proclamó «una nueva era dorada en su alianza». La diplomacia, pues, se impone, lo que en un mundo de hostilidad creciente vuelve a ser noticia.
Xi, protagonista en ausencia de Trump
Con Donald Trump de regreso a Estados Unidos tras completar su gira asiática, la sesión de líderes del foro APEC ha tenido a Xi Jinping como protagonista indiscutible. «Cambios sin precedentes en un siglo se están acelerando en todo el mundo […]. Cuanto más bravas sean las aguas, más unidos debemos mantenernos», ha sentenciado el líder chino durante la apertura de la cumbre. En ausencia del presidente, la representación estadounidense ha recaído en el secretario del Tesoro, Scott Bessent. La participación de decenas de mandatarios internacionales ha resultado en una maraña de encuentros bilaterales cruzados. Xi ha mantenido sendas reuniones con el primer ministro canadiense, Mark Carney, y el tailandés, Anutin Charnvirakul; mientras que Takaichi se ha reunido con el anfitrión, el líder surcoreano Lee Jae-myung.
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