El motin carcelario de Ecuador se cierra con 118 muertos

Una tardanza inasumible para los cientos de familiares de los reclusos que sumidos en la desesperación y la impotencia esperaban en el exterior del recinto para saber si entre las víctimas asesinadas –tres de ellas decapitadas y varias más quemadas en los incendios– estaban sus familiares. «Mi hijo se encontraba en el pabellón donde ha habido más muertes y quiero saber si vive o no. No nos dan ninguna información. Me encuentro desesperada», dijo a Efe Isabel Zambrano. Nadie tiene la lista completa de los fallecidos y los cadáveres, muchos de ellos mutilados por la rudeza de los ajustes de cuentas, siguen amontonados en la morgue sin ser identificados.

La tragedia de Guayaquil agudiza la crisis penitenciaria de Ecuador, que ha padecido ya tres matanzas en cárceles en lo que va del año, con un saldo de casi 240 fallecidos. Con 65 prisiones, la población confinada alcanza unos 39.000 reos –la mitad de ellos sin sentencia– cuando la capacidad es sólo de 30.000. Además del hacinamiento, las prisiones carecen de suficientes guardias. En algunas de las principales hay apenas un funcionario cada cien reclusos.

El número de reos creció en 30% en los últimos seis años, mientras que el presupuesto se redujo de 150 millones de euros a 99 en el mismo período. Lasso ha decretado el estado de excepción en el conjunto del sistema penitenciario durante los próximos sesenta días.