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"Vivo de las sobras de un comedor"

"Vivo de las sobras de un comedor"

Jueves, 1 de enero 1970

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Parece una mujer fuerte, pero su situación es tan dramática que en más de una ocasión sus palabras se ahogan en llanto. Tiene 49 años, los tres últimos en paro y lleva dos meses sin percibir un euro. May no aguanta más. Le duele más por su niño. A veces no tienen para comer.

Cumplía todos los requisitos para que la dichosa crisis se la llevara por delante. Mujer, mayor de 45 años en paro, con hipoteca y madre de un niño. Era una candidata a verse arrastrada por el tsunami de esta depresión y no se ha salvado. María del Pilar Ramírez, que reside en La Garita, ya está desesperada. Ha luchado y lucha contra viento y marea, se ha tropezado decenas de veces y se ha vuelto a levantar, pero este último amago de ahogo la está dejando literalmente sin oxígeno. Lleva dos meses sin percibir ingreso alguno, viviendo casi de la caridad de los amigos. Por eso cree que no le queda más salida que hacer pública su situación y pedir a los cuatro vientos que la ayuden.

«Vivo de las sobras que me trae una amiga de un comedor escolar», se confiesa sin tapujos. «Y hay cosas que hace tiempo que ni pruebo, como la carne, no me la puedo permitir; del pescado ni te cuento». Hasta hace poco el Ayuntamiento le daba vales de emergencia social para hacer la compra, «pero ahora dicen que no hay dinero». Ya no se los están dando. Lo último que le dieron se lo sacaron del Banco de Alimentos. «3 o 4 kilos de pasta, harina, salsa de tomate, galletas, dos cajas de leche de 12 botes, azúcar y natillas, nada más».

PCI pendiente.

Su situación, aunque difícil, mutó a insostenible en agosto pasado. Ella estaba cobrando la Prestación Canaria de Inserción, una paga de emergencia de 530 euros que da el Gobierno de Canarias a parados con ciertos requisitos que además están haciendo algo por mejorar su formación. May se sacó el título de Técnico Superior de Integración Social y ahora mismo está cursando las 680 horas que precisa de prácticas. Con esos 530 euros May pagaba la hipoteca, 279 euros, de la que sólo le restan por abonar 12.000, y el resto le daba para vivir dignamente. Pero de repente se la quitan y la dejan sin ingresos pese a que entiende que le corresponde, que no se le había acabado. Estos últimos días ha logrado que el Gobierno canario le dé la razón, pero a día de hoy siguen sin ingresársela, mientras el banco la está apretando porque lleva dos meses sin abonar la cuota.

Está sin blanca. Ayer mismo no tenía para pagar la guagua hasta la ONG de Vecindario donde hace las prácticas. Sólo pide que alguien le ofrezca un trabajo.

«Me tiran al pozo».

De vez en cuando se le escapa el llanto. «Me están tirando al pozo negro», repite varias veces. Lo dice dolida con el Gobierno canario y el Ayuntamiento de Telde, de los que no se fía, «porque están ahorrando costes con los que menos tienen». Lee y lee derechos que se le otorgan a ella como mujer y a su hijo como niño en infinidad de tratados y de artículos de la legislación española y eso no hace sino desilusionarla aún más. «Tanta parafernalia legal cuando todo no es más que una mierda, no se cumple, la realidad es la mía y la de mucha gente como yo, y no la que está en los papeles». Su hijo juega al fútbol y sigue entrenando gracias a amigos y a gente del club. «Si no, estaría también discriminado por la crisis».

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