Una Rama menos masificada
Ibón S. Rosales
Viernes, 5 de agosto 2016, 01:00
La Rama, en el marco de las fiestas en honor a la Virgen de Las Nieves, congregó este jueves a miles de rameros que disfrutaron de un fantástico día de sol, olor a eucaliptos, música de las bandas de Agaete y Guayedra y bebidas refrescantes. Caminar por las calles llenas de gente fue más llevadero que otros años gracias al cambio de ubicación de los bochinches.
La madrugada de ayer, a las 05.00 horas de la mañana, el tradicional toque de diana recorrió el pueblo de Agaete anunciando a su gente, y a todos los prestados que llenaron apartamentos y hoteles, que La Rama estaba cerca. Hace cuarenta años la diana era el gallo de la fiesta y no parte de ella. «La banda de música hacía el pasacalle alrededor del pueblo, y algún borrachillo que amanecía iba detrás de ellos. Recuerdo oírla pero no salía nadie a la calle a bailarla, era para despertar al pueblo», explicaba Juani Medina, culeta de toda la vida, sobre la tradición. A las diez de la mañana sonó el volador puntual como cada año y la banda de música Guayedra no tardó en comenzar a tocar. Ya había llegado un buen número de personas a la zona de la ermita y cada vez que sonaba un silbido se multiplicaba y contagiaba las ganas de bailar a todos. El alcalde de Agaete, Juan Ramón Martín, asegura que los vecinos en general están contentos por la regulación de los chiringuitos. «Nosotros no hemos prohibido los bochinches, solo hemos pedido que tengan los documentos. Lo que los vecinos quieren es disfrutar de la fiesta, poder salir de su casa sin tener que estar atravesando tumultos, que desde el punto de vista de la seguridad creaba algún problema», detalló. Ayer había más de 200 agentes policiales desplegados por el pueblo. Los papahuevos danzaron por La Rama sin parar, y si paraban era para que algún amigo le hiciera el relevo al que lo llevaba. Tras años sin contar con Pupulo, el parahuevo de la boina, ayer salió con permiso de la familia un año más a celebrar el pasacalle. El bebé Alberto García disfrutó de su primera Rama con tan solo cinco meses y medio, «y porque hacía frío no me lo despertó el padre a las cinco de la mañana», comentaba Rita Armas. Hace años los de Agaete invitaban a su gente a esta fiesta, «ahora directamente vienen», dicen.
