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Un jardín de gran altura

Un jardín de gran altura

Viernes, 17 de julio 2020, 08:11

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El espectáculo resulta desbordante. La naturaleza, gracias a una intervención medioambiental en favor del hábitat de cumbre, ha estallado en varios puntos de las cimas de La Palma con una legión de penitentes vegetales que llenan de vida y colorido el descarnado entorno.

Cuatro estirpes de flora de bello porte, en el marco del plan de conservación del hábitat de cumbre del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente y periferia, han conformado el jardín de mayor altura de La Palma. La parcela se encuentra a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar y está poblada de tajinastes rosados, gacias, bencomias y tagasastes. Los tajinastes rosados, con sus capirotes lilas, son los que denominan este inédito vergel situado en la cúspide de la Isla.

El paraje donde se ha habilitado el también catalogado huerto reproductor de semillas, ubicado en el collado de Lucandia, está en zona de codesar, en el límite con el pinar de la pista de Gallegos, dentro del municipio de Barlovento. La camino parte en la zona alta, al este de los Andenes, desde la carretera general. Se acondicionó en 2006, explicó el director del Parque Nacional de La Caldera, Ángel Palomares, después de ser afectada esa franja del espacio natural de la red estatal por «el incendio de septiembre de 2005». Ocupa unas seis hectáreas y se ha repoblado en 2006 y 2007 con cuatro especies principales: Bencomia exstipulata, Chamaecytisus proliferus (tagasaste blanco), Echium Wildpretii ssp trichosiphon (tajinaste rosado) y Teline stenopetala (gacia blanca o de cumbre). Primavera

Las primeras repoblaciones, «casi coetáneas», se llevaron a cabo en la primavera de 2006 y «han producido plantas adultas a los dos años en las cuatro especies citadas, siendo las más vistosas la de los tajinastes rosados», resumió Palomares. La descrita parcela, junto a otras dos más, localizadas en Llano Las Ánimas y Lomo de la Ciudad, tiene por objeto «conseguir gran cantidad de semillas de las diferentes especies con las que restaurar los suelos de las zonas potenciales de la cumbre, donde por efecto de los herbívoros introducidos por el hombre han desaparecido». Hasta ahora, abundó el responsable del Parque Nacional, «sólo había semillas de codeso, pino y algunas especies anemócoras».

Cada huerto de semillas tiene entre cinco y ocho hectáreas y se emplazan cerca de los cortafuegos y de la carretera de acceso a la cumbre. La obtención de un número suficiente de simientes, añadió Palomares, «tardará, para la mayoría de las especies, cuatro o cinco años». Las zonas destinadas a producción de semillas en pinar abarca entre 40 y 50 hectáreas en conjunto.

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