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Túneles con historia bajo Taliarte

Túneles con historia bajo Taliarte

Domingo, 21 de abril 2013, 19:07

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Entre Playa del Hombre y Taliarte, en lo que parece un terreno yermo y abandonado, sobrevive al olvido de los mortales comunes un complejo subterráneo que sumerge al visitante en la Canarias que, al menos sobre el papel, se disputaron Gran Bretaña y Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Son los túneles de la batería de costa de Melenara.

A cada centímetro que uno desciende por este entramado de túneles, siente que se le echa encima el peso de una historia que hoy por hoy es absolutamente desconocida para muchos. Pocos tienen conciencia de que en esta loma semidesértica, hábitat privilegiado de una planta única en el mundo, la piña de mar, se montó en 1941 una batería con tres cañones de origen alemán que formaron parte del que, en palabras del historiador Juan José Díaz Benítez, fue «uno de los mayores esfuerzos defensivos de la historia de Canarias». El Archipiélago se puso en el punto de mira de los británicos, que buscaban una base para sus navíos a falta de Gibraltar, y los alemanes ayudaron a la España de Franco a fortificar las costas de las Islas. Desde entonces ha llovido mucho, pero, por suerte, aquella infraestructura se conserva, sólo que sometida al más indignante de los abandonos. El propio Díaz Benítez aboga por su recuperación con fines didácticos y hasta turísticos. La educadora ambiental Nieves Pulido llegó a redactar un estudio en 2007 para la conversión de este complejo militar en un centro de interpretación, pero todo quedó durmiendo el sueño de los justos. Lo cierto es que por los túneles donde hoy sólo hay oscuridad, basuras y graffitis corrían militares españoles en los años de la guerra europea. Estaban a cargo de la batería, dotada de tres cañones Krup modelo 1902 comprados a Alemania y reciclados de un crucero germano que se usó para la 1ª Guerra Mundial, según consta en un completo trabajo del Aula Cultural de Estudios Sociedad-Ejército General Ignacio Pérez Galdós y el grupo para la defensa del patrimonio histórico de Canarias La Zaranda. Aquellos cañones eran piezas de tiro rápido, que podían disparar a blancos móviles proyectiles de 64 kilos de peso y con un alcance de 23 kilómetros. La batería, de las más modernas que tuvo Gran Canaria, empezó a perder uso en 1947, pero no sería desartillada hasta 1966. Hoy sólo queda su esqueleto.

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