Se cumple una década sin saber de Yéremi
Este viernes se cumplen diez años desde que el pequeño Yéremi Vargas fue visto por última vez jugando con sus primos en un solar pegado a la vivienda familiar en la localidad de Vecindario. Tras una década de incógnitas este será el primer aniversario con un presunto culpable de su desaparición entre rejas. Su madre insiste en querer saber «dónde está» el pequeño. Sin duda el de este viernes no será un aniversario cualquiera en casa de la familia de Yéremi Vargas, que cumple diez años desde que desapareciera sin dejar rastro cuando tenía siete años y jugaba con sus primos despreocupado. El dolor y las preguntas en torno a aquella tarde de sábado siguen acumulándose en el corazón de sus familiares, que afrontan la situación con algo más de optimismo. Y es que, el pasado mes de junio saltaba a la luz pública que la Guardia Civil contaba con un principal sospechoso de la desaparición del pequeño, identificado como Antonio Ojeda, el Rubio, de 56 años y por entonces en la cárcel de Algeciras por una agresión sexual a otro menor en el año 2012. Desde verano la situación ha dado un vuelco primero con el traslado del acusado a Gran Canaria, luego con el juicio por el abuso cometido en 2012 a un menor en Vecindario por el que cumple condena para finalizar con la instrucción del caso por la desaparición de Yéremi. «La verdad es que este año es algo distinto. El año pasado estábamos todavía con la incertidumbre de quién podía haber sido el autor de su desaparición. Al menos este año por ese lado estamos contentos, entre comillas. No estamos mejor porque seguimos con la incertidumbre de saber dónde está Yéremi. Estamos desesperados porque diga donde está y tememos que no lo diga», afirma Ithaisa Suárez, madre del pequeño. Ahora, la familia del niño, cuya desaparición conmocionó en 2007 a la sociedad grancanaria, primero, y luego a todo el país, espera con ansias que enfrenten al acusado a un careo para que termine desvelando dónde está el pequeño. «Creemos que si se hace el careo y la reconstrucción de los hechos, se puede sacar algo en claro. Es lo que estamos esperando y dice mi abogado que eso está en manos de la Fiscalía. Es donde tenemos ahora mismo todas nuestras esperanzas. Estamos desesperados, la verdad», subraya la madre. Mientras esperan esta decisión, que puede arrojar luz definitivamente al caso, el padre de Ithaisa y abuelo del pequeño sigue saliendo a pasear por la zona para buscar algún indicio, diez años después. «Sigue recorriendo barrancos. No descansa en su búsqueda», señala Ithaisa.