Rafael del Toro, maestro y ejemplo
Tradición y experiencia exitosa avalan el vivero que Rafael del Toro (Las Palmas de Gran Canaria, 1976) ha orientado para el aprendizaje y perfeccionamiento del kick boxing, un arte en el que ha alcanzado la excelencia. Diez campeonatos de España distinguen una trayectoria ejemplar en todos sus conceptos.
Su admiración por Bruce Lee o Jean Claude Van Damme llevó a del Toro a enfocar su vida al deporte de contacto. «Tenía doce años y, desde el primer momento, pese a ser un niño, quise ser el mejor de mi gimnasio, el mejor de Canarias y el mejor de España. Mi motor siempre fue la motivación», recuerda. Y así creció, con el desafío metido en el cuerpo y bajo el magisterio de César Suárez («algo más que un profesor para mí, un padre porque todo lo que he sido y lo que soy se lo debo a él»). Cuando se quiso dar cuenta, ya estaba entre los elegidos del panorama nacional y copando carteles de los grandes eventos por España y Holanda, el otro país en el que ha exhibido sus poderes. Rivales del calibre de José Barradas o Abraham Roqueñi han probado su categoría y su carrera en full contact, kick boxing y K1 pronto le elevó a los altares. Al margen de la decena de títulos que jalonaron su ascensión al estrellato, Rafa cuidó, y mucho, su formación orientada a la docencia. Es Tercer Dan de kick boxing, Primer Dan de full contact, entre otras titulaciones, y a partir de la combinación de experiencia exitosa y reciclaje teórico, hoy es figura referencial del país en el gremio.
Su gimnasio, en pleno corazón de la capital grancanaria (Galileo, 30), se ha convertido en punto de perigrinación obligado para los amantes de unas disciplinas en auge. «Quizás en España no se ha implantado totalmente la tradición de los deportes de contacto como en otros lugares en los que son casi una religión. Pero en Canarias podemos presumir de tener grandes pioneros y maestros, lo que nos ha hecho estar en lo más alto. Además, el boxeo, que en el Archipiélago ha dado figuras muy importantes, nos ha ayudado bastante. Y ahora recogemos los frutos. El Trota, Ferino, Pluto, el trabajo de Taz Jinámar, los propios alumnos que tengo conmigo...», resalta. Del Toro es profesional como competidor de equipos («vivir aquí del kick boxing es complicado por no decir imposible») y mantiene viva la motivación porque se declara «un apasionado» de su actividad: «Quiero volver a ser el mejor pero al más alto nivel, nada de nivel amateur. En junio tendré aquí una competición de MMA y espero obtener la forma que necesito para afrontar los objetivos que me he propuesto».
Aunque lleva un tiempo centrado en impartir su doctrina alejado de los focos, no pierde la vena ganadora que siempre le caracterizó y anuncia que quiere seguir completando su vitrina. «Me siento con fuerza, con ganas de seguir creciendo. La edad uno la lleva en su actitud y comportamiento diario. Y, en ese sentido, me siento como un niño. Nunca me canso de hacer lo que más me gusta y eso ayuda a mejorar, perfeccionar y seguir en la mejor disposición posible». Mientras, da ejemplo con su dedicación exhaustiva en la que no caben los desfallecimientos ni rendiciones. «Siempre hay que levantarse a tope y dar lo mejor que llevas dentro. La cultura del sacrificio y la superación es mi vitamina. Es lo que me enseñaron y lo que trato de inculcar siempre como mejor camino para lograr lo que te propongas», pondera.
Sus competidores y aprendices están encantados con semejante maestro. «Tenemos al mejor», dicen al unísono cuando se les inquiere a propósito de quien marca las formas y tiempos. No sólo hablan bien de él en su propia cantera de campeones. Es unánime la excelente crítica que se ha ganado entre compañeros de modalidad. Él las encaja con humildad. «Algo habremos hecho bien...», desliza sin quererse dar mucho bombo. Algo no, demasiado ha aportado para que por toda la geografía nacional se hablen maravillas de los prospectos que salen de las islas, muchos de los cuales llevan un sello con denominación de origen que les diferencia y bendice: el de estar bajo el manto protector del campeón de campeones, Rafael del Toro.
