Ocho años y con las heridas abiertas
Este sábado hace 8 años de aquel fatídico día en que un vuelo de Spanair, el JK5022, con destino a Gran Canaria no terminó de despegar del aeropuerto de Madrid y provocó la muerte de 154 personas e hirió a 18. Pese al tiempo pasado, las heridas siguen abiertas, y la sed de justicia no ha sido saciada. Este viernes empezaron los homenajes en Telde e Ingenio.
Tanto en la playa de Ojos de Garza, en Telde, frente al monolito instalado en memoria de las víctimas, como en Ingenio, en el Parque de las Mimosas, en el Jardín de los Ausentes, la Asociación de Afectados del Vuelo JK5022 volvió a manifestar ayer su firme voluntad de seguir reclamando «verdad y justicia». En ambos actos rondó la sombra de la última decisión judicial en Barcelona que da la razón a una de las familias demandantes frente a Mapfre, pero los familiares subrayaron ayer que no hay dinero en el mundo que les repare el daño causado, y que aún queda mucho camino por recorrer para que se haga justicia. «La estamos reclamando y no nos la quieren dar. No nos están poniendo piedritas en el camino, sino piedrotas, donde tropezamos. Pero seguiremos en la lucha», advirtió Ángeles Piretti, tesorera del colectivo, que perdió en aquel vuelo a su hija y a su nieto. Lo dijo apenas unos minutos después de acabar emocionada la lectura del manifiesto que se leyó en la playa de Ojos de Garza, en un acto en el que se recitaron dos poemas, se hizo una ofrenda floral y la Banda Municipal de Música tocó tres piezas, Sombra del Nublo, La muerte no es el final y Sentimientos. Asistieron varios miembros de la Corporación, con la alcaldesa accidental de Telde, Celeste López, al frente. «Las pérdidas no se asumen nunca», confesó Piretti. «Esto solo se va soportando, hasta que nos llegue nuestro turno, los míos están en mi habitación esperando a que a mí me toque el turno para irnos juntos». Sobre la sentencia favorable de la Audiencia de Barcelona, que incrementó una indemnización de 148.990 euros a 235.632, subrayó que una cosa es la justicia y otra la indemnización. «Si a mí me devuelven a mi hija y a mi nieto, tal y como entraron en el avión, que se queden hasta el último céntimo, pero si no, que paguen lo que tienen que pagar, porque tenían asegurados los aviones de Spanair por 1.500 millones de dólares, por lo tanto, aquí nos están dando una limosnita para ellos embolsarse el resto». E insistió en una idea. «Si no pagan lo que tienen que pagar, entonces esto podrá volver a pasar; si pagan lo que deben pagar, ellos mismos se encargarán de que todos los vehículos de automoción estén en perfectas condiciones. El avión se cayó por una cosita miserable que valía una miseria». El manifiesto deja claro que el colectivo «tiene en la justicia el principal escollo a superar y en la investigación oficial el lastre de no haber aclarado» lo que motivó aquella catástrofe. Critican a los jueces por «su falta de compromiso» y su «ceguera descomunal». Pero también los familiares dedicaron ayer reproches a los políticos. Mari Cabrera, que perdió a sus hijos Xiomara, de 18 años, y Abenauara, de 14, y a su nieto Tanausú, de solo 11 meses, confesó haberse sentido maltratada. «Solo el primer año nos lo pusieron todo bonito, pero a mí nunca me han apoyado. Y tampoco han mejorado la seguridad aérea». Este sábado siguen los homenajes, en Madrid, y aquí, en el Paseo de las Canteras, en La Puntilla, a las 10.30 a cargo del Cabildo, y el acto central, en la Plaza de la Memoria 20.08.2008, en la calle Venegas, en la capital, a las 12.30.
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