Manuel Trujillo: "Fidel quedará para siempre, es la envidia del mundo"
Recién cumplidos los 80 años, este grancanario, recordado como pollo de la barranquera y famoso por sus éxitos en la lucha canaria y amplia labor sindical, acumula casi veinte de residencia permanente en Cuba. Declarado «fidelista y comunista», hace una defensa de líder.
Han pasado ya unos días del fallecimiento de Fidel Castro. En un primer momento se mostró muy afectado. ¿Cómo lo lleva ahora? El dolor se percibe en la sociedad cubana. El 80% de Cuba ha sentido la muerte de Fidel. La muestra es el adiós que se le ha dado, con miles y miles de personas en la Plaza de la Revolución y, también, en el resto de provincias. Todos estamos muy conmovidos. Habla de un 80%. ¿Y el 20 restante? Mercenarios. Los que protestan aquí son todos mercenarios al servicio de los Estados Unidos. No protestan por ideas, protestan por dinero. Las Damas de Blanco, Fariñas... Hacen manifestaciones ilegales, según la constitución que aquí impera y, también, en el resto del mundo. Las víboras de un país que se pongan al servicio de otro país para derribar el suyo propio siempre serán condenables. Asegura que el movimiento opositor de Cuba está financiado por Estados Unidos. ¿No le parece una afirmación un tanto exagerada? En absoluto. Aquí no hay oposición, porque no tienen credibilidad alguna. No sienten Cuba y hablan basura. Berta Soler, Yoani Sánchez... Estoy convencido de que se han alegrado de la victoria de Trump en los Estados Unidos. A mí, en su día, me acusaron de hacer huelgas, en tiempos de Franco, cobrando dinero de Cuba y la Unión Soviética. 90.000 pesetas decían. Algo falso. Yo me manifestaba por mis ideas para cambiar un sistema opresivo que todavía continúa. Aquí no. Aquí las Damas de Blanco se pelean por dinero, por cobrar los 15 dólares que perciben por cada manifestación. Es más, tienen una asignación en los presupuestos anuales de los Estados Unidos. ¿En qué medida se puede debilitar el socialismo en Cuba sin su gran líder? Nunca será así. El mundo cambia. Pero Fidel no hizo una revolución para Fidel. Fidel hizo una revolución para el pueblo de Cuba y que puede ser válida para el resto del mundo. Quitó a un asesino como Batista, que tenía a Cuba sumergida en la mortalidad de las clases bajas y el analfabetismo. Ls locos barbudos que llegaron con Fidel convirtieron a Cuba en el país con más tasa de escolarización del mundo. No hay libertad de prensa, las elecciones democráticas que no llegan pese a las promesas... Todo eso es mentira. Si hay un país verdaderamente democrático, de abajo para arriba, es éste. Lo que aquí se hace lo que en ninguna parte. Aquí los vecinos eligen a su delegado. Y a los seis meses debe rendir cuentas. Y si no sirve, lo quitan y ponen a otro. ¿Pasa esto en España con los concejales o los diputados? ¿Y con el presidente del Gobierno? ¿Nadie dice que en España, Franco puso al rey sin consultar a nadie y ahora el rey es de carácter hereditario? Aquí se nombra al jefe de Estado por parte de los ciudadanos y con votos. En España el jefe de Estado nunca lo ha elegido el pueblo. ¿Con qué se queda de lo realizado por Fidel Castro en su larguísimo mandato? Es complicado resumirlo en palabras. Hizo cosas malas, sí. Nadie es perfecto. Pero, desde aquí, la sanidad se ha proyectado al mundo para salvar millones de vida. Acaba de salir de Cuba una vacuna contra el cáncer de pulmón y de próstata. Los avances son tremendos en el campo de la ciencia. Y los estudios están garantizados para todos sin coste alguno. ¿En qué otro país del mundo se ve esto? Su legado es para el resto del mundo. Es la envidia del mundo y de la derecha extrema. Once millones de habitantes, a 90 millas del Imperio, aguantando un bloqueo asesino de Estados Unidos y de la Unión Europea. Fidel es un hombre que va al futuro y vuelve para decir lo que va a pasar. Hablo en presente porque él vivirá por siempre en la clase obrera. Como con el Che Guevara, su imagen quedará para siempre. ¿Y ahora? Como decía él, aquí nadie da un paso atrás ni para tomar impulso. La Revolución continuará.
