Julio Iglesias: "Si me animo cantaré una folía"
Es el artista que más lejos ha llevado la música en español, un grande que ha vendido más de 300 millones de discos. Un truhán y un señor que se confiesa «enamorado de las Islas». El 8 de agosto traerá su gira mundial a Gran Canaria.
Si una tarde tórrida de verano suena el móvil y una voz dice «Hola, soy Julio» -así, sin apellido- unas semanas después de haber solicitado formalmente una entrevista con el cantante, lo suyo es pensar que el pegajoso calor madrileño empieza a tener efectos secundarios. Pero no. Al otro lado del teléfono está de verdad Julio Iglesias, cercano, de buen humor, pide disculpas por el «retraso» y se arranca con entusiasmo a rememorar sus recuerdos sobre Canarias con todo lujo de detalles.
«Conozco bien todas las islas, hasta La Graciosa», señala, «fíjate como será que pasé la luna de miel de mi primer matrimonio con Isabel Preysler- en el sur de Gran Canaria, en la misma habitación de hotel en la que se había alojado Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna», recuerda entre risas, «y en Lanzarote, al principio de mi carrera, toqué en un cine yo solo con la guitarra para muy pocas personas, y luego he vuelto a tocar más de veinte veces, una de ellas en la Cueva de Los Verdes, con Juan Perdomo, mi amigo del alma».
Asegura que se siente «un poco isleño» y confiesa su debilidad por el trabajo de Los Sabandeños. «Oye, sin ánimo de presumir, yo canto folías», apunta en un resquicio de la conversación, «y si me animo a lo mejor canto una cuando actúe en agosto, porque desde ahora puede que tenga tiempo de ensayarla con la orquesta». Pero tiempo tendrá poco: antes de recalar en Gran Canaria, donde no actúa desde hace 18 años, le quedan aún unos cuantos conciertos por dar, hasta final de este mes por Europa y a partir de julio por el territorio nacional.
«Voy a cantar con el alma», señala, «porque estoy encantado de interpretar los temas de siempre bajo una nueva luz, son esas canciones las que me mantienen vivo artísticamente», añade.
Pero a Julio Iglesias le gusta hablar de todo y aparca un momento la música y para saltar a otra de sus pasiones, el fútbol. Y claro, la Eurocopa. Ya ha dado instrucciones para que esta noche, durante el concierto de Budapest le vayan soplando cómo va el partido: «Cuando gana la Roja me vuelvo loco».