Javier Sotomayor: "Nunca me arrepentiré de defender a Fidel"
Es uno de los mejores deportistas de todos los tiempos. Desde 1993 permanece vigente su récord de 2,45 metros en salto de altura. Y tan orgulloso se siente el hijo del viento de esta marca reluciente como de su trato de afecto y respeto con el líder desaparecido. ¿Cómo se enteró de la muerte de Fidel Castro? Reconozco que, cuando me llamó un amigo para decírmelo, pensé que era incierto. Ya me había pasado varias veces anteriormente y estando fuera del país, que me llegaron noticias de este tipo que, luego, se desmentían. Pero esta vez, al estar en mi casa de Playa (municipio de La Habana), era fácil cotejarlo. Puse la televisión y ya no pude levantarme pese a que ya era muy tarde. ¿Cómo reaccionó? He llorado varias veces. De repente me vienen tantos recuerdos, tantos buenos ratos que compartí con el Comandante...Y en la Plaza de la Revolución hice Guardia de Honor escoltando sus cenizas. ¿Cuándo fue la última vez que lo vio en persona? Hace ya seis u ocho años, creo. ¿Y la primera vez suya con Fidel? ¿Qué rescata del inicio de la enorme amistad que luego forjaron? En 1984,cuando Cuba no participó en los Juegos de Los Ángeles, Fidel visitó a la delegación para explicarnos los motivos de la incomparecencia. Ahí fue la primera vez que puede estrecharle la mano y hablar con él en persona. A partir de ahí, el trato fue frecuente y espectacular. Siempre me felicitó por mis éxitos y en momentos de lesiones y malos ratos, ahí estaba él para apoyarme. No tengo palabras para resumir lo que hizo por mí, la fuerza que me transmitió en todo momento. ¿Qué espera de la Cuba sin Fidel que ahora es una realidad? Cuba está afectada, pero no muerta. Mucha gente ya vaticina cosas que no van a pasar. Fidel nos preparó para afrontar el futuro. Sigue su legado, su ejemplo y sus ideas. Y nosotros le brindaremos el tributo de mantener su creación. ¿Sin cambios? Llegarán los cambios, como es normal en cualquier sociedad y país conforme pasan los años. Pero el socialismo es nuestra razón de ser y continuará como modelo a seguir. Usted apoyó a Fidel, a diferencia de otros muchos compatriotas que desertaron o prefirieron competir bajo otra bandera. ¿En qué medida pudo perjudicarle eso a escala internacional sabiendo que la figura de Castro siempre fue campo de controversias? [Ríe]. Fidel nunca pasó desapercibido. Ni para todos los que lo hemos querido, que somos muchos, ni para los que no ha sido así, que son menos. Con los atletas cubanos pasó lo que nunca pude ver con otros. Nunca oí que a Sergei
