Fray Andresito: de Ampuyenta a los altares
De la cita mensual en la casa natal de fray Andresito en Ampuyenta, ha salido una petición dirigida al papa Francisco para que apoye la canonización del majorero. El grupo de fieles recuerda que el franciscano realizó en Montevideo y sobre todo en Santiago de Chile una labor caritativa con los más pobres por la que no se le olvida ni a este lado ni al otro lado del Atlántico.
A fray Andresito no se le olvida en Fuerteventura. El día 14 de cada mes, un grupo de fieles se reúne en su casa natal de Ampuyenta para recordar la figura de este franciscano majorero que en el siglo XIX se dedicó a la caridad entre los más pobres de Montevideo y Santiago de Chile. De esta cita mensual ha salido la propuesta de la carta del Cabildo Insular dirigida al papa Francisco para que le dé un empujoncito definitivo a su proceso de santificación.
Andrés García Acosta (La Ampuyenta, Fuerteventura, 1800 Santiago de Chile, 1853) dejó una huella a ambos lados del océano Atlántico. Su actividad caritativa le hizo especialmente querido entre los habitantes de Chile, donde visitaba frecuentemente la cárcel de Santiago y el Hospital. Además de confortar a muchos en la portería del convento, el franciscano llevaba medicinas preparadas por él mismo a los enfermos en sus casas y visitaba a los moribundos. «No eran pocos los que solicitaban su intercesión en la oración por diversas necesidades espirituales y materiales», como recuerdan sus seguidores majoreros.
El 10 de julio de 1855, se exhumaron sus restos y su cadáver fue encontrado incorrupto en el cementerio situado en el interior de la Recoleta Franciscana de Santiago de Chile. Fue distinguido por la Iglesia católica como siervo de Dios, esto es que ha cumplido las etapas necesarias del proceso de canonización que establece la Santa Sede.
Las raíces de Andresito se hunden en la Fuerteventura paupérrima del siglo XIX, que la orfandad primero de su padre y luego de su madre acrecentó hasta el punto de que el fue en su juventud pastor de cabras en Ampuyenta decidió emigrar a América en 1832, donde recaló primero en Buenos Aires, luego en Montevideo y finalmente en Santiago de Chile.
El proceso de canonización se inició en 1893 en Chile desde donde, en 2013, se pidió una vez más a la Conferencia Episcopal. El Cabildo majorero, además de pedir el apoyo del pontífice argentino en este proceso, ha expresado su deseo y el de los fieles de "poder exponerle personalmente este interés cuando usted tenga disponibilidad".