Estefanía Godoy: «A mí me destrozaron con falsedades»
Inevitable evocar la figura de la atleta grancanaria Estefanía Godoy con lo que está sucediendo con la campeona mundial Marta Domínguez y las acusaciones que pesan sobre ella por pertenecer a una trama que trafica y proporciona sustancias dopantes. Hay paralelismos aunque con matices. Eso sí, con el nexo de unión de productos prohibidos por la legislación. Godoy (1974), tres veces campeona de España de salto de altura y que ostenta el récord absoluto de Canarias de la especialidad (1,84 metros), dio positivo en un control rutinario. El resultado de aquel examen que le practicó Ramos Gordillo en abril de 1996 fue tajante: consumo de un esteroide anabolizante androgénico llamado metandiedona, que produce un aumento de las fuerzas y la masa muscular. Sanción: dos años de suspensión. Ahí se arruinó su carrera profesional. Hubo más pruebas posteriores de orina que no hicieron más que confirmar estos análisis, pese a que Estefanía mantuvo, como aún lo hace hoy, su inocencia. «A mí me destrozaron con falsedades. Mi sueño de ser atleta y lograr títulos se truncó en ese momento de manera injusta. ¿Marta Domínguez? Son casos diferentes. A mí nunca me detuvo la policía ni me registraron mi casa, como le ha ocurrido a ella. Son, sin embargo, situaciones igualmente tristes, aunque yo no me siento identificada con ella porque sí tengo claro que nunca hice nada. Nada. Que las pruebas dieran positivo es algo que no me explico. Y, además, las explicaciones que he tenido que dar fueron dirigidas a la gente que no dejó de creer en mí nunca», expuso a este periódico, algo «extrañada» por volver a ser noticia tras catorce años. «Cuando oyes lo del dopaje, evidentemente te acuerdas de todo. Yo me aburrí, no quise volver pese a que me llamaron luego. Estudié y trabajé para salir adelante. Ahora soy madre. En su momento me dolió que se pusiera en duda mi palabra. Tampoco me llamó nadie para ver mi opinión, mi versión», resalta, pese a que CANARIAS7, el 7 de noviembre de 1996, publicó una entrevista exclusiva con ella en la que se justificaba: «En esos meses me iba los fines de semana al sur y, para no tener que venir a Las Palmas a hacer pesas, las hacía en un gimnasio del sur. Los amigos que yo tenía allí eran culturistas y les pedía agua de la que ellos bebían, pero en ningún momento me dijeron que tenía nada y yo tampoco pregunté. A lo único que le echo la culpa es a eso». Estefanía Godoy dice que «no pondría la mano en el fuego por nadie». Ahora vive «totalmente desvinculada y ajena al mundo del deporte».
