«Estamos deseando que llegue el partido»
La guagua del Herbalife Gran Canaria llegaba al Hotel Lakua a las 18.30 horas. Llovía de forma incesante en Vitoria, en la programación del torneo faltaba solo media hora para que Barça y Madrid abrieran la competición, pero eso no impidió que algunos seguidores vascos esperan a la expedición claretiana.
Walter Tavares y sus 220 centímetros se apearon de los primeros lo que produjo varias escenas de admiración: «La hostia», decía un seguidor de chivo rebelde y clarísima expresión vascuence. Junto a Tavares el resto del grupo, sonriente pese al largo viaje de avión y el trasladado por carretera desde Bilbao hasta Vitoria. «Tenemos muchísimas ganas de que llegue el partido», repetían todos al cruzar la puerta del hotel.
No hay un segundo de tregua. A pesar de que en ese momento se estaba disputando uno de los duelos más atractivos de la Copa. Martínez y sus jugadores se ejercitaron en el pabellón anexo al Buesa Arena matizando los penúltimos detalles previos al encuentro de esta noche. Hoy tendrán de nuevo tiempo en cancha para trabajar el compromiso, aunque en principio apenas se trabajará algo de tiro.
En el rostro de la desuniformada expedición insular se percibía calma. Más de la esperada en la previa del partido más trascendental disputado hasta el momento durante la presente temporada. La llegada vespertina permitió llegar en calma y descansar un poco antes del entrenamiento. El hotel fue por la mañana un hervidero de dirigentes, equipos y representantes. A la llegada del Gran Canaria tan solo andaban por la recepción del hotel CAI Zaragoza y Caja Laboral, que se preparaban para su partido solo horas después.
En el discurso tampoco había novedades. La ambición que Pedro Martínez y la plantilla habían exhibido en los días previas no había acusado la fatiga del viaje. En el conjunto insular se ha recuperado la autoestima después de la victoria el pasado fin de semana en Fuenlabrada. Nada mediatiza el imponente potencial del rival, un equipo al que ya se le ha ganado esta temporada. La suerte está echada, en el Granca se velan armas para la que puede ser la noche más hermosa de su historia.
