El rastro sucumbe a los robos por falta de policía
La actividad de los carteristas y los tirones, además de peleas, son moneda de cambio en el rastro. Los vendedores han denunciado que desde hace un año, las condiciones de seguridad del mercadillo se han venido deteriorando como consecuencia de la retirada de la pareja de la Policía Local que solía patrullar el parque blanco los domingos por la mañana.
Los vendedores del rastro alertan del impacto que la inseguridad está teniendo en el rastro. Y no sólo para sus ventas, que en el último año han caído de forma notoria, sino también para la imagen que se llevan los turistas que bajan de los cruceros y a los que tanto mimo prestan las autoridades locales. Hace dos domingos, cuando coincidieron tres barcos en el muelle de Santa Catalina, muchos optaron por visitar el rastrillo y allí pudieron observar una pelea con navajas entre dos puesteros y la persecución de un ladrón que había robado el bolso de un tirón a una señora. «¿Qué imagen de nuestra ciudad se llevan esos turistas?», se preguntaba ayer el representante de los vendedores, Froilán Emilio Martín.
El problema se ha agudizado en los últimos meses por la falta de policías. «Cuando estaba Margarita Torrent en el mandato anterior, teníamos siempre un enlace fijo con la Policía Local, el mismo agente que nos conocía a todos, y una pareja pasaba siempre por el rastro», compara el representante de los vendedores, «pero ahora el Ayuntamiento los ha retirado y la única solución que nos dan es que llamemos cuando pase algo».
Los puesteros entienden que la Policía Local debería ser una presencia continua en un evento de la magnitud del rastro, que cada domingo atrae entre 15.000 y 20.000 personas.