El médico que olvidó las pinzas buscaba tapar un fallo previo
Antonio F. de la Gándara
Martes, 20 de mayo 2014, 01:00
El médico que olvidó las pinzas en el estómago de un paciente en el Sur en 2011 no era especialista y se dejó el material en una segunda operación en la que intentaba arreglar una imprudencia previa, según las conclusiones del médico forense, que aprecia «impericia, imprudencia y negligencia». El médico del Sur de Gran Canaria que el 14 de octubre de 2011 se olvidó dos pares de pinzas en el estómago de un paciente cometió el descuido cuando intervenía al afectado por segunda vez para intentar subsanar un fallo en la primera operación, en la que había tratado de forma errónea una úlcera, según los médicos forenses Nelia Alegre y Fernando Borsani. El informe de los citados facultativos califica globalmente la actuación del médico que trató al ciudadano chino residente en Maspalomas Dong Y. L. de 38 años, como una «impericia» en la que concurrieron «imprudencia» y «negligencia» que se llevó a cabo con «inobservancia de reglamentos». Aprecian los peritos judiciales que ni en la primera operación (para tratar la úlcera de estómago) ni en la segunda (para intentar arreglar los daños generados al tratar la úlcera, en la que se dejaron las pinzas dentro del cuerpo) se solicitó el consentimiento informado del paciente, y agregan que el médico, A.A.C., «sólo está licenciado en medicina general, no como especialista en Cirugía Digestiva». Objeta el dictamen que aunque un médico general tenga los conocimientos suficientes para proceder a practicar de acto médico/quirúrgico de urgencia, «no puede ser ni actuar como el único responsable de un servicio o acto de tan envergadura o complejidad». El peritaje detalla que el cocinero Dong Y. L. acudió sobre las 15.30 horas del 14 de octubre de 2011 al servicio de urgencias del Hospital San Roque Maspalomas por dolor abdominal intenso. Se le diagnosticó una úlcera gastroduodenal y por el médico A.A.C. se le practicó una vagotomía, técnica que, dicen los forenses, ha caído en desuso desde que se descubrió que la mayoría de la úlceras tiene una etiología infecciosas. «También debemos decir que, aunque la intención del cirujano fue la de realizar una vagotomía troncular bilateral», informan los peritos judiciales, «ésta resultó fallida e incompleta»: no sólo se hallaron restos del vago izquierdo en la biopsia, sino que el paciente seguía con acidez, ardor, vómitos y dolor epigástrico. «Por lo tanto, entendemos que se produjo una actuación deficiente que produjo un daño evitable por descuido o impericia en la atención prestada», concluyen. Pero en esta primera intervención no sólo se consumó mal la vagotomía, sino que, sigue el informe, se provocó una hemorragia «a consecuencia del desgarro/rotura del bazo en la manipulación realizada en la primera intervención». Es al llevar a cabo esta segunda operación cuando el médico se olvida las pinzas dentro del paciente.