El final de una saga de heladeros
El nombre de Beltrá despierta en mucho grancanarios recuerdos de tardes de cine en la infancia y de domingos en familia, compartiendo uno de sus inconfundibles helados de nata, turrón o los cortes artesanos, además de la horchata y la leche rizada que tanta clientela ha fidelizado a lo largo de su historia. Más de 70 años desde que en 1941 Abesinio Beltrá abriera su primer negocio en la calle Murga, siguiendo los pasos de Evelio, su hermano mayor que fundó Los Alicantinos, otro clásico de la capital grancanaria, antes de la Guerra Civil. En estos años, la heladería ha visto crecer y desarrollarse una ciudad de la que se despide este domingo, 23 de febrero, por la crisis y la zona azul, como explica su actual responsable, Ángel Cabrera. Él lleva más de 30 años haciendo honor a una saga de artesanos, elaborando los productos que vende siguiendo la misma técnica que su padre, Secundino, aprendió en los muchos años que fue empleado de los Beltrá, que acabaron por arrendarle el negocio, y de su hermano Paco, fallecido en 2012 y un referente para los habituales a este espacio de tertulia y encuentro. «La crisis y los parquímetros nos ha matado, y a muchos negocios de Tomás Morales», asegura Ángel, a quien una clientela fiel para la que no tiene más que palabras de cariño, conoce por Lito. «Me da pena porque hemos tenido muy buena clientela y muy fiel», apunta el que se define como «el último de los que saben hacer helados artesanos». Añade que tanto él como su mujer, Ana Martín, su gran apoyo en estos años al frente del negocio, han tratado por todos los medios de sacarlo adelante, sacrificando tiempo para la familia y tomando decisiones tan duras como la de despedir «a empleados de 25 años». Sin embargo, el trabajar de «7.00 a 22.00 horas de lunes a lunes» ya no les compensa. «Es mucho sacrificio para lo que da el negocio», explican. Y es que «son muchas horas de trabajo porque fabricamos los helados como hace cien años, es la misma crema base», explica Lito con orgullo porque «siempre hemos dado a los Beltrá un buen nombre». Añade que en estos años se ha esforzado por mantener un producto de calidad, con el coste adicional que ello conlleva. Lito siente pena por la despedida, pero mira al futuro con optimismo y satisfecho de irse «libre de deudas». Su plan más inmediato, unos días descanso en Tejeda.
