El fallecimiento de Tania deriva en una oleada de indignación
La muerte de Tania Arocha esperando la ambulancia ha provocado indignación generalizada dentro y fuera de la Isla, sobre todo en las redes sociales, que echaron fuego tras publicarse el caso. Desde el Cabildo de Fuerteventura se exige que la ambulancia medicalizada no vuelva a quitarse nunca.
El caso de Tania Arocha, que falleció el pasado 26 de junio en su casa de Morro Jable mientras esperaba por la ambulancia, ha desatado la indignación social en la Isla de Fuerteventura y fuera de ella, ante la posibilidad de que hubiese tenido posibilidades de sobrevivir si el vehículo medicalizado (suprimido en el Sur entre diciembre de 2015 y julio de 2016) hubiese estado operativo la fatídica tarde en la que sufrió el infarto. Tras la publicación por parte de CANARIAS7 de este dramático caso, la historia de Tania corrió como la pólvora por las redes sociales, generando una ola de incredulidad y rabia que ha reabierto el debate sobre el deterioro de los servicios públicos esenciales. Frente a ello, los responsables políticos han respondido con cierta tibieza y, de hecho, después de que el caso saliese a la luz, nadie de la Consejería de Sanidad se ha dirigido a la familia para ofrecerle una explicación. Al margen de ello, la familia baraja ya la presentación de una denuncia formal a Sanidad para que se investiguen los hechos, se aclare si hubo alguna negligencia y, en su caso, se depuren responsabilidades. Tania, de 33 años, había estudiado Magisterio de Educación Especial y daba clase en el IES Jandía. La tarde del 26 de junio, tras llegar de un viaje a Gran Canaria, comenzó a sentirse mal y sufrió un desvanecimiento. Repetidas llamadas al teléfono de emergencia no impidieron que la ambulancia -no ya la medicalizada, que no existía, sino al menos una de soporte vital básico- tardara más de una hora en llegar al domicilio de la familia para socorrer a Tania. El caso ha puesto sobre la mesa una vez más la falta de recursos sanitarios en el Sur de Fuerteventura, que a lo largo de los años se ponen y quitan a criterio de los responsables políticos de turno, sin valorar seriamente las consecuencias que de tales decisiones se puedan derivar. Mientras tanto, los vecinos del Sur majorero reclaman más servicios para salvar la distancia que les separa del hospital.