Dolor, rabia y lágrimas en el vestuario

Aún en caliente y siendo el protagonista de la última jugada que pudo cambiar el resultado del partido, Albert Oliver analizó el encuentro. «Estamos todos muy mal. Lo hemos tenido muy cerca. Antes de la prórroga lo hemos rozado, pero no ha podido ser. Luego ya en el tiempo extra también gozamos de varias oportunidades para irnos por cuatro puntos, pero no lo logramos. En la última jugada me la jugué, me han hecho tapón y ya está. Se acabó ahí el partido», asintió uno de los capitanes del Gran Canaria con total naturalidad.

El base catalán del conjunto insular mostró su pesar por la forma en la que cayeron eliminados, pero con total deportividad asumió la derrota. «El perder te deja el mal cuerpo igualmente. No hemos pasado, pero sí que es cierto que cuando lo tienes tan cerca al final pues duele más. Hemos competido, dimos guerra y logramos forzar la prórroga. Ahí pudo ganar cualquiera de los dos equipos, lo han hecho ellos y solo nos queda felicitarlos», comentó.

Oliver, aún con cara de tristeza por lo sucedido, no quiso mirar atrás y recomendó empezar a pensar en lo que queda por delante, con el objetivo de estar entre los cuatro primeros. «Está claro que de este palo tenemos que salir. Ya hay que empezar a pensar en el futuro. El domingo tenemos un encuentro muy complicado ante el Valencia. Ahora estamos a una victoria y el average de esa cuarta plaza que tiene el Laboral Kutxa», dijo.

Por último, como miembro pesado del vestuario, se deshizo en elogios al público. «Solo podemos darle las gracias a la afición. Por lo que han hecho durante toda la temporada, pero especialmente por lo de esta noche. Sin ellos, no creo que hubiéramos llegado a forzar la prórroga. Parte importante del éxito del club es de todos ellos», aseveró el capitán. El Gran Canaria cayó y las lágrimas son normales, pero son unos héroes.