Castro asume los límites que CC y PSC ponen al debate electoral
La comisión de la reforma electoral empezó ayer con diferencias. El presidente, Antonio Castro, asumió las propuestas de su partido, Coalición Canaria (CC) y del Partido Socialista Canario (PSC). El Partido Popular (PP), molesto, demandó al pacto «generosidad» junto al resto de la oposición.
El establecimiento de un plan de trabajo para la Comisión de Estudio sobre la Reforma Electoral puso en evidencia ayer que no será fácil que los grupos lleguen a acuerdos, por mucho que sus portavoces apelaran una vez más al «consenso» y a la «flexibilidad».
Coalición Canaria (CC) y el Partido Socialista Canario (PSC) propusieron limitar al «año aproximadamente» la duración de la comisión parlamentaria, vincularla al trámite de la reforma estatutaria -en el Congreso de los Diputados- y que el número de comparecientes al que tenga derecho cada grupo se determine proporcionalmente a su representación en la Cámara.
Al hacer el compendio de las propuestas realizadas por todos los grupos, el presidente de la comisión, Antonio Castro, trató de dar por pactados los planteamientos de nacionalistas y socialistas, lo que molestó visiblemente a la portavoz del Partido Popular (PP).
Australia Navarro dijo no estar de acuerdo con ninguna de las proposiciones efectuadas por CC y PSC, y les demandó en varias ocasiones «generosidad» en sus planteamientos así como evitar empezar con «limitaciones e imposiciones».
El resto de la oposición secundó a Navarro. La portavoz de Podemos, Noemí Santana, contra ofertó que, de haber un cupo en el número de comparecientes, que la proporción a establecer fuera la de «número de votos y no la de escaños», lo que reducía las expectativas de CC y PSC.
El portavoz de Nueva Canarias (NC), Román Rodríguez, remató recordando que, hacía unos minutos, «en la Mesa y Junta de Portavoces acordamos no acotar la duración de esta comisión», y defendió las posturas de PP y Podemos en cuanto a que el número de comparecientes fuera igual para todos los grupos.
El portavoz del grupo Mixto, Casimiro Curbelo, fue el único que se desmarcó de la oposición. Ofertó que todos los grupos tuvieran derecho a proponer «dos comparecientes como mínimo y el resto, en proporción».
La idea fue inmediatamente asumida por el pacto. «Generosidad ha habido de sobra» replicó el portavoz del PSC, Iñaki Lavandera, a su homóloga del PP.
Navarro emplazó al presidente que, antes de dar por cerrado el plan de trabajo discutido en la primera sesión, lo pasara por escrito y se votara en 15 días.