Agüimes, modelo para 20 artistas suecos
Durante dos semanas, un grupo de jóvenes suecos se ha instalado en el Sureste. Los 20 estudiantes del centro de arte Edsvik Konsthall de Estocolmo han llevado al lienzo rincones, fachadas y personajes del pueblo. Están trabajando duro para opositar a las plazas de la elitista Academia de la Casa Real de Bellas Artes de Suecia. Agüimes les ha servido de modelo.
Basta sentarse un rato en la plaza del casco de Agüimes para constatar que hay un trasiego poco habitual de melenas rubias. Y es que desde hace dos semanas 20 jóvenes se han instalado en el corazón de la villa con la intención de retratar su esencia. «El casco tiene muchas fuentes de inspiración; sus colores, su arquitectura, las casas antiguas... Todavía guarda algo genuino en comparación a otros lugares», explica el director de la Edsvik Kontshall, Ricardo Donoso.
El propósito de los 20 alumnos y cuatro profesores de la escuela sueca es captar esos elementos ajenos al imparable proceso de globalización. «La idea es documentar Agüimes; retratar su atmósfera, sus personajes, su arquitectura... Todo lo que sea diferente a lo que se puede encontrar en Suecia», explica la profesora Steffi Sir.
Este intenso trabajo ha sido realizado en las calles del pueblo y en un taller cedido por el Ayuntamiento. La sala está cubierta de papeles y lienzos como si los suecos llevaran instalados allí desde siempre. «Ha sido una experiencia interesante e intensa. El pueblo tiene una luz muy especial y nos ofrece un cambio de colorido», afirma Marie Flood, convencida de que volverá a la Isla para conocerla mejor.
Durante estos días, los suecos se están hospedando en varias casas rurales de la villa y han tenido ocasión de probar la gastronomía local. «Los restaurantes del casco están muy contentos con su presencia», comentó Nelson Salazar, responsable de la sala de arte cedida por el Ayuntamiento de Agüimes a la Edsvik Konsthall, y que pretende ser un punto de encuentro entre artistas internacionales y canarios.
Pero también los nórdicos están contentos con los restauradores de la villa. «Agüimes es un pueblo acogedor. Ya tengo mi lugar predilecto para comer. En el restaurante ya me conocen y cuando llego me siento como en mi casa. Comer es más barato y todo está muy bueno», comenta Lucas Öström, un joven que, además de retratar la costa de Arinaga, las plantas autóctonas y las casas del casco, se llevará un buen sabor de boca de esta experiencia.
