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A propósito del nacimiento de Hiperdino

Lunes, 21 de diciembre 2015, 00:00

Sin que a muchos les guste nada y para una inmensa mayoría pase más desapercibida de lo que debiera, y sin querer ser extremadamente rigorista recordando como «lo que no es tradicional es falso» según apostilló, allá por las navidades de ., el cronista Eduardo Benítez Inglott, hoy una marea de costumbres cosmopolitas que provienen de tradiciones y usos actuales en los grandes núcleos poblacionales del planeta, pero muy especialmente de Estados Unidos de América, se asientan entre nosotros y cobran carta de naturaleza a lo largo del año, en especial en los momentos más trascendentes y significativos, como puede ser el reciente ejemplo de Los Finados versus Haloween, que recordaba el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, entre aplausos que apoyaban su reflexión clara y oportuna, o el que tenemos en las Fiestas de Navidad y Reyes que acaban de dar su pistoletazo de salida en nuestra isla. Y si esta marea es casi imparable, pues si no no sería marea sino una suave olilla de las que llegan con el tiempo echado, no todo está perdido pues, y sin pretender el imposible de frenarla, ya que sería intentar acabar por nosotros solos con el sino de los tiempos que corren, si que podemos convertirla en fuente y cauce para retomar, potenciar y difundir con mayor fortaleza los signos de nuestra identidad, la presencia de nuestras tradiciones, todo aquello que, con el paso de los siglos y varias generaciones hizo de la Navidad grancanaria un orbe muy sugerente, lleno de intimismo y carácter isleño. Y es que la misma Navidad, como otras festividades, dígase Finados, Semana Santa, Carnaval, la noche de San Juan, etc., etc., también arribaron a estas costas como una marea de costumbres provenientes de otros orbes, la mayoría de la cultura mediterránea o de la cristiano-europea, pero nuestros antepasados poco a poco, con sabiduría y buen hacer hicieron de ellas verdadero marco y fuente de expresión de su ser y sentir, de su forma de ver y entender su existencia, de sus costumbres y tradiciones. Un ejemplo claro y muy palpable de ello lo tenemos un año más, y van treinta, en el hermoso y elocuente “nacimiento”, como se suele decir por esta isla aunque algunos también hablen de “belenes”, que ofrece la empresa Hiperdino en su gran centro comercial de Las Rehoyas, pues cuando aquí, fruto de esa ola de costumbres foráneas y de una apatía que invadió a las instituciones y, digámoslo también sin miedo, a muchas familias, los nacimientos, los villancicos de verdadera raigambre y sonoridad insular, los dulces y la gastronomía local, etc., fueron desapareciendo del entorno navideño grancanario, los siempre emprendedores y generosos hermanos Domínguez, de la mano de Santiago García Ramos, retomaron la costumbre de preparar un hermoso nacimiento e inaugurarlo en un entrañable acto, con parranda canaria incluida, significativamente la que lleva por nombre Lo Nuestro que cada año sigue fiel a esta cita, como puerta grande de las celebraciones navideñas; pero cobrando tal fuerza y arraigo en aquel páramo de hace unas décadas que pronto no sólo fue símbolo navideño de su empresa, sino que se ha llegado a convertir en santo y seña de la Navidad en Las Palmas de Gran Canaria, ahora enaltecido con el trabajo señero, testimonio de todo el mundo de las tradiciones y la idiosincrasia isleña, del reputado belenista grancanario Fernando Benítez. Pero su valor no quedó, ni reside sólo en eso, sino que además este esfuerzo sirvió para animar, para estimular y pronto fueron muchos los que de nuevo se acordaron de estas tradiciones propias y siguieron el ejemplo que se estaba dando en Hiperdino, donde se mostraba que el consumo, la presencia de un orbe externo y cosmopolita, no era impedimento para presentar la enorme fuerza y el sustantivo carácter de las tradiciones navideñas canarias. Indudablemente, y retorno a Benítez Inglott, lo que no es tradicional es falso, pues se muestra en este nacimiento y en el acto inaugural de Hiperdino, que sólo aquello que es acogido en las fuentes mismas de las tradiciones y las costumbres más arraigadas es lo que no sólo sobrevive junto a las mareas de usos foráneos más agresivas, sino que es capaz de fortalecerse con ellas y terminar por acomodarlas a su propia realidad. Surgen así nuevas costumbres, nuevos usos, pero con verdadera raíz y sustancia isleña; puede que haya quedado atrás, como pistoletazo de salida a los usos y actividades que señalaban el inicio de la Navidad, aquellos días entorno al de Santa Lucía (13 de diciembre) en que se sembraba el alpiste, se mojaba el musgo y se desenvolvían las figurillas y otros elementos para montar los nacimientos, en que los pasteles de carne ya inundaban de aromas las dulcerías y panaderías, en que las tiendas de Triana llenaban sus escaparates de juguetes, pero sobre todo de mucha ilusión, pero hoy nos acompañan nuevos usos, bien acomodados al ser y sentir grancanario actual y con buenas perspectivas de futuro, como este nacimiento de Fernando Benítez en Hiperdino y su inauguración, que para miles de grancanarios señala desde hace ya muchos años que la Navidad ha llegado y a todos hay que decir ya: Felices Fiestas, Feliz Navidad amigo.

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