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157 centros canarios optan al mejor cortometraje

Ibón S. Rosales

Lunes, 23 de mayo 2016, 14:19

El concurso de cortometrajes Cinedfest celebra su tercera edición con récord de participantes: 157 centros educativos de Canarias han presentado 275 vídeos. Mañana se cierra el período de votación popular en la web. Stop bullying y El corto de mi vida son fruto del trabajo de dos institutos que denuncian de forma audiovisual distintas formas de exclusión social.

No ha sido tarea fácil. Para la realización de estos cortometrajes, el alumnado, tanto del IES Bañaderos como del IES Arucas Domingo Rivero, han tenido que utilizar tardes libres, recreos e incluso algún día del fin de semana. Pero el esfuerzo ha valido la pena y está al alcance de todos en www.cinedfest.com. Estos jóvenes han conseguido plasmar, mediante lenguaje audiovisual, dos historias sobre exclusión social que invitan a la reflexión. Y que, sobre todo, esperan tener la repercusión suficiente para cambiar realidades.

El instituto costero de Bañaderos presenta Stop bullying, realizado por alumnos de tercero de la ESO de Pmar, cuarto de la ESO, FP básica y la colaboración «fundamental», según los alumnos, de los profesores Jorge Lorenzo y Tomás Falcón. En su cortometraje, grabado con una cámara y varios móviles, los alumnos cuentan la vida de un chico que sufre acoso escolar físico y verbal hasta el punto en el que ingresa en el hospital por una lesión.

La guionista Haridian González se inspiró en «otros vídeos y en lo que sucede en la realidad del instituto», asegura que hay compañeros en su centro que acosan «sólo por sentirse superiores». Una de las actrices, que en vídeo hace de malvada acosadora, relató que lleva prácticamente toda su vida sufriendo bullying. «Desde primaria me acosaban en el colegio, se metían conmigo. Las compañeras, al salir a la calle me venían a pegar», relató acongojada. Su historia fue clave para construir el argumento.

Lo único que quieren estos alumnos, según dicen, es que el vídeo llegue a la gente. «Nos gustaría que el vídeo se viera porque el bullying es algo que hay que parar», destacó Bryan del Rosario, protagonista del corto. El profesor Tomás Falcón valora de forma muy positiva este proyecto ya que «ofrece al docente la oportunidad de educar en valores y en actitudes frente a la vida y a su vez, el alumnado aprende a trabajar en equipo, a escuchar a los demás, a ceder en favor del interés grupal y aprenden el espíritu de lucha».

Discapacidad y homosexualidad, el relato de una doble discriminación

Los seis alumnos del aula enclave del instituto Arucas Domingo Rivero se han dejado la piel en la realización de El corto de mi vida, un vídeo que relata la historia de un chico discapacitado que tiene miedo a mostrarse como realmente es. Jesús Zas es el protagonista de una tierna historia construida en base a «trocitos de las experiencias personales de los alumnos», destaca Carmen García, una de las tutoras del aula enclave. Presentado a Cinedfest en la modalidad de aulas enclave, el trabajo de estos chicos y chicas pasó por «dos momentos fuertes», explican.

«Cómo nos trataban, como si nosotros estuviéramos aparte, como si fuéramos bichos raros y eso era muy complicado. Nos sentíamos mal. No entendíamos por qué nos trataban así», comenzó a explicar Jonathan Zamora. El día en que los chicos se reunieron para acordar el guión del cortometraje, Zamora se enfadó muchísimo al recordar los momentos en los que se sentía excluido. Ahora las cosas son diferentes. «En este centro los niños son queridos y respetados», asegura su profesora Sinda Padrón. «Todos pusieron su granito de arena y la que unió todo fue Judith Mendoza, la sustituta se implicó mucho», relata. No fue fácil para estos chicos hablar de sus discapacidades y sobre todo del rechazo que han sufrido «toda una vida». El siguiente momento difícil pero a la vez hermoso fue cuando presentaron el cortometraje a las familias de los chicos. «Fue un momento muy emotivo, porque ellos han vivido en carne propia la marginación que han sufrido sus hijos, todos se emocionaron», relató la profesora.

Una anécdota que no olvidarán nunca fue el día que grabaron durante el recreo. Todos los alumnos del instituto, que tuvieron que guardar relativo silencio para hacer la grabación, les colmaron de aplausos cuando sonó la campana. «Los que nos ayudaron no querían hacer de malos en el cortometraje, ninguno quería», relatan, orgullosos de ser queridos hasta en la ficción del vídeo.

«Para mí este corto fue una idea genial, toda una emoción, sobre todo cuando mostramos la parte donde hay una persona discapacitada, gay u homosexual, es una pena porque es doble discriminación», relató Liann Pérez, que recordó las palabras del cortometraje: ¿Qué pasará si llego a decir lo que siento, si ya me tratan raro siendo como soy? El primero de bachillerato de este instituto también presenta el cortometraje La culpa del silencio al festival.

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