Gran Canaria y sus productos en seis museos del sabor

Mucho hablamos del gran momento de forma que vive la gastronomía de Gran Canaria, con una oferta hostelera de gran nivel, unos cocineros y cocineras en plenitud y unos reconocimientos que traspasan fronteras. Esto es sabido por todos, pero no por ello menos importante. Dicho lo cual, es justo poner el foco y profundizar en el importante papel que ha jugado y juega el producto local en ese proceso creativo de la cocina. Para ello, además de disfrutar de sus virtudes, es fundamental conocer más sobre el origen, desarrollo y presente de estos productos, y los museos son una gran opción para vivir una experiencia didáctica y sensorial.

En la isla tenemos el museo del queso, en Guía; la casa museo del vino, en Santa Brígida; el museo y fábrica del ron, en Arucas; el museo del plátano, también en Arucas; el museo de la sal de Las Salinas de Tenefé, en Santa Lucía de Tirajana; y dos centros para acercarnos más la historia del gofio: uno en Vecindario y otro en Firgas.

En los altos del municipio de Santa María de Guía se encuentra la Casa del Queso. Un espacio dedicado y enfocado a la tradición quesera y pastoril arraigada a esta zona del pago de Montaña Alta. Desde aquí se perciben aromas y sabores a queso artesano, a la historia y tradición de este manjar. Un producto único, con denominación protegida debido a sus características, así como todo el componente etnográfico que gira en torno a su producción.

La Casa del Queso ofrece una exposición de infografías que nos narran la tradición quesera de la comarca. Aquí también podremos realizar talleres para elaborar tu propio queso, catas o comprar productos locales en su tienda particular.

Además junto a este centro, subiendo por el sendero que asciende la montaña anexa, podemos llegar al mirador de Montaña Alta, con una vista panorámica de 360º donde contemplaremos toda la costa norte de Gran Canaria.

La Casa Museo del Vino es un centro de interés etnográfico ubicado en el casco de Santa Brígida. Este lugar recoge parte de la historia de un municipio eminentemente vinícola desde el siglo XIX, convirtiéndose en uno de los municipios con mayor producción de vino de Canarias durante este periodo.

El espacio del museo está dividido en varias áreas, entre ellas encontramos una sala de exposición, donde se narra la historia y evolución de este cultivo en la zona, herramientas de trabajo y una galería de imágenes históricas. Además cuenta con una tienda donde adquirir los mejores productos de la tierra y una tasca-restaurante donde saborear los mejores productos Km 0.

El Museo de la Fábrica de Ron de Gran Canaria se encuentra en el municipio norteño de Arucas, una ciudad que circunda la icónica montaña homónima. Su casco histórico posee un gran valor histórico y artístico y aún se respira en sus calles ese aspecto tradicional tan auténtico. Esta localidad es muy conocida por ser el origen de una de las destilerías más famosas del país: Ron Arehucas.

Una industria canaria centenaria dedicada a la elaboración de una extensa gama de licores, destacando principalmente por su ron.La destilería fue fundada el 9 de agosto de 1884 con el nombre de La Fábrica de San Pedro. Desde sus inicios, su producción tuvo una enorme popularidad, recibiendo innumerables premios por su calidad.

Dentro de una enorme plantación, de unos 56.500 metros cuadrados, encontramos un proyecto empresarial que ha convertido esta imponente finca en un reclamo turístico donde celebrar eventos, conocer la finca con visita guiada o adentrarse en la historia del plátano gracias al museo dedicado a este producto, con una tienda de productos locales y de la propia plantación.

Cuenta, además, con unas 25 variedades de plátanos, algo único en Canarias, además de producir unos 400.000 kilos al año. La costa norte de Gran Canaria ha estado salpicada históricamente por numerosas plantaciones de platanera desde Arucas hasta Gáldar.

Este cultivo da origen a uno de los sabores más auténticos de nuestras islas: el plátano de Canarias. La abundancia de agua y tierra fértil en esta comarca hizo que aquí se establecieran muchas explotaciones agrícolas, como en siglos pasados había sucedido con la caña de azúcar. En la actualidad el plátano de Canarias sigue teniendo un peso importante en el sector primario de la isla, sobre todo en los municipios de la costa septentrional.

Estas salinas fueron construidas en el siglo XVIII y presentan una dilatada historia dedicada a la producción de sal. Sus antecedentes constructivos son de origen mediterráneo y su soporte está fabricado sobre un asiento artificial de barro en compresión.

Este espacio está conformado por una amplia salina, molinos y acequias de bombeo, cocedores y cristalizadores que ocupan una extensión de 20.000 metros cuadrados. En la actualidad las salinas cuentan con un centro de interpretación donde el visitante conocerá los métodos de trabajo propios del lugar, así como la importancia histórica de esta materia prima en el municipio.

También se puede realizar visitas guiadas en compañía del salinero, quién mostrará de primera mano las particularidades de esta curiosa profesión y de las preciadas sales que aquí se extraen. Además cabe destacar que este ingrediente está galardonado con distintos premios de renombre.

Este popular ingrediente es harina de maíz tostado, también conocido en Canarias como harina de millo tostado. Su peculiar sabor ha sido acoplado en innumerables platos del recetario canario. Históricamente se usaban molinos de viento o agua para su producción. Con el paso de las décadas y la modernización de los procesos llegaron los molinos eléctricos, pequeñas factorías de las que aún se desprende el olor a gofio recién hecho.

En Gran Canaria podemos encontrar en la actualidad dos centros que nos acercan la historia de este alimento y de sus métodos de producción. En el barrio de El Doctoral, en Vecindario, se encuentra el Molino Pérez Gil; un antiguo molino reabierto como Museo del Gofio. En este edificio se ha mantenido toda la maquinaria original del molino, a la que se han sumado elementos etnográficos donados por los vecinos para completar la exposición.

En Firgas encontramos el Museo del Gofio y del Ganadero, en la carretera que une este casco con el vecino municipio de Valleseco. También conocido como Molino del Conde por estar históricamente vinculado a la Casa Condal de la Vega Grande. Esta factoría data de 1517 y funcionó sin cese durante más de 400 años, hasta 1959, cuando tuvo que ser abandonada debido a una gran sequía que imposibilitaba su producción. Finalmente fue recepcionado por el Ayuntamiento de Firgas para su restauración, abriéndose al público de nuevo en 1998.

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