–Lo que ha pasado durante los últimos 18 meses es un aceleramiento de la demanda impulsado por las personas que se daban prisa en comprar antes de que la subida de tipos de interés se lo imposibilitase, en un especie de ahora o nunca. Cuando lo confirmen los datos de diciembre, Canarias va a firmar respecto a 2007, su segundo mejor año en cuanto al número de compraventas. Esto significa que los precios, si tuviesen tendencia a la moderación, ya no lo van a tener, porque cuanta más demanda, más tensión sobre la escasa oferta. Llevamos desde 2014 sin construir vivienda y obviamente a la oferta no le da para poder absorber la gran demanda y si encima le sumamos que va a venir toda esta demanda nueva nos vamos a encontrar con subida de precios.
En cuanto al alquiler, la situación es todavía más difícil, viene marcando máximos los últimos dos años y la previsión es que no toque techo. Es una emergencia habitacional ya que la mayoría de los inquilinos destinan más del 50% del salario a pagarlo, sobre todo en Canarias. La situación es muy complicada, los dos mercados están en precios máximos en estos momentos. El de alquiler supera en un 68% los precios que teníamos hace 15 años y el de las compraventas en un 15%.
–¿Hay capacidad para solucionar esta descompensación?
–El gran problema es que las administraciones públicas, no cuentan con el capital suficiente para poder construir vivienda. Por lo tanto, necesitan de la ayuda del sector privado. Lo que pasa es que los precios a los que se venden los suelos no compensa a los promotores. Hay muchas regiones que hace 15 años que no actualizan esos precios haciendo que las licitaciones se queden vacías. Los tipos no solo suben para los compradores, también para los promotores. Mientras se hace más vivienda, la administración tiene que ponerse manos a la obra para poder actualizar los precios permitiendo a los constructores y los promotores construir.
Sería conveniente habilitar planes de gestión públicos para gestionar todos esos problemas, que sea la administración, la que pueda gestionar las viviendas de los propietarios durante un plazo de 20 o 30 años para ponerla en el mercado o por qué no, que pueda comprar vivienda del mercado y la destine al alquiler, que es el que se está desangrando. Otra de las fórmulas son las ayudas, como el bono joven, que de la manera que se está distribuyendo, no está llegando realmente a los bolsillos de los jóvenes que se necesita.
También existe algo maravilloso pero que no está teniendo muchas solicitudes son los avales a la compra, no solo podemos fomentar el alquiler. Tenemos que recordar que ser propietario ha sido una de las grandes formas de generar riqueza entre los españoles.
–¿Hay desconfianza por parte de la población para sumarse a estas nuevas fórmulas?
–Es algo que hemos vivido con el anuncio de la Ley de Vivienda, que es una ley centrada en el alquiler, olvidándose de la compraventa. Una de las grandes críticas que hace el sector y sobre todo los propietarios es que pese a ser una norma muy necesaria, no reúne el consenso ni del sector privado, ni de los inquilinos ni propietarios. No tiene a nadie contento y eso pasa cuando se hace política sin dos partes fundamentales del mercado.
Los propietarios ante la Ley de vivienda se plantean si son medidas limitantes en su actividad, es decir, la Ley va por el lado de la obligatoriedad en vez del lado de los incentivos sociales y fiscales. Esto genera desconcierto e inseguridad. Muchos de estos propietarios han o bien, vendido esa vivienda o se han pasado al mercado turístico. Esto refleja perfectamente la inseguridad de los propietarios frente a las normas que no son consensuadas y que desincentivan que esas viviendas sigan en el mercado del alquiler.
Sin límite
«El precio del alquiler en Canarias se ha incrementado un 50% y la compraventa un 35%»
–¿Qué le parecen los avances que está haciendo Canarias para regular el alquiler vacacional? ¿Es el futuro para otras regiones?
–Por supuesto, a algunas comunidades les llegará antes pero sobre todo zonas tensionadas como Baleares o Canarias son las primeras que tienen que dar un paso al frente en este tipo de regulaciones. Creemos que las normas que pretenden prohibir nunca tienen efectos positivos, creemos más en la regulación al gusto de todos, algo evidentemente muy difícil pero hay que hablar con todas las partes, sobre todo en una comunidad en la que el turismo es muy importante en su PIB. Hay que buscar un equilibrio entre pisos turísticos y pisos de alquiler residencial y no con medidas prohibitivas o intervencionistas que siempre suelen tener el efecto contrario al deseado. Queremos que se pueda convivir de manera sana y sostenible. No se puede hacer una sola regulación ya que cada zona tiene que valorar de qué manera puede regularse.
– ¿Es buena la creciente presencia de extranjeros en Canarias?
– Evidentemente, la afluencia de extranjeros es una moneda de dos caras. Por un lado, dinamiza la economía trayendo dinero a la comunidad y por otro, al tener un poder adquisitivo bastante más alto, es cierto que en algunos puntos se está expulsando al residente local porque no puede acceder a esas viviendas. Estamos hablando de que en los últimos años, el precio del alquiler en Canarias se ha incrementado un 50% y en el de la compraventa un 35%.
Son dos aumentos muy significativos que tienen que ver con el foco inversor que se está poniendo en Canarias, ya no es solo que el extranjero esté comprando una segunda residencia, sino que con situaciones como la paridad euro/dólar la compra como inversión se ha duplicado según nuestros estudios, llegando al 13%. En definitiva,lo que podemos afirmar es la presencia de extranjeros ayuda a subir el precio de la vivienda.
Ley de Vivienda
«No reúne el consenso del sector privado, ni de los inquilinos ni los propietarios»
– ¿Es poner un tope a los precios del alquiler la medida a seguir?
– Cataluña ya hizo una prueba en 2020 topando los precios de los alquileres y nosotros medimos su evolución para ver que consecuencias tenía en el mercado y lo que vimos fue que en los barrios que tenían oferta más asequible desaparecía y el alquiler subía en zonas con los precios más altos. Estamos en lo mismo, topar los alquileres desincentiva a que pongan esas viviendas en alquiler al igual que hace que los propietarios dejen de invertir en sus viviendas y veamos un parque de alquiler desmejorado, sin inversión en él.
Creemos que el hecho de igualar todas las viviendas crea desigualdades, ya se ha visto en otras grandes ciudades, como la limitación de los precios acaba contrayendo la oferta. Lo que consideran los propietarios es que ellos están para obtener rentabilidad y no tienen por qué ser los responsables de poner oferta asequible en el mercado. Al final, la estabilidad que necesita el mercado se está perdiendo por completo.
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