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Puede una isla tener alma? Para responder a esta pregunta hay que venir a El Hierro, la más joven de las Islas Canarias, pues emergió hace tan «solo» 1,1 millones de años. Es difícil explicar la magia de esta pequeña isla atlántica y volcánica, un rincón de sosiego y tranquilidad para olvidar las prisas y el estrés.
De sobra conocida por quienes aman el buceo, que no dudan en desplazarse desde cualquier lugar del mundo para encontrar aquí excelentes condiciones y paisajes submarinos increíbles, es también la isla de la sostenibilidad. El Hierro está en el camino de alcanzar el autoabastecimiento energético a través de energías limpias y renovables.
Volcanes, coladas de lava, frondosos bosques de pino canario y laurisilva, árboles que se arrodillan ante el viento, abruptos acantilados, relajantes piscinas naturales, panorámicas de vértigo… Así es El Hierro, enigmática, sobrecogedora, un refugio para desconectar de la ajetreada vida actual y disfrutar del clima primaveral que reina en las Islas Canarias durante todo el año.
La gastronomía de esta isla declarada Reserva de la Biosfera también suma para que nuestra estancia sea inolvidable, con unos productos frescos de la tierra y el mar de extraordinaria calidad, sin olvidar sus vinos con Denominación de Origen y los originales dulces para regalar un capricho al paladar.
Con más de 40 puntos de inmersión, El Hierro es un auténtico paraíso para buceadores de todas las nacionalidades, que consideran la isla como uno de los mejores lugares del planeta para practicar submarinismo.
Son varios los factores que se conjugan para hacer posible la merecida fama de este pequeño territorio, en el que se sitúa una de las tres Reservas Marinas de las Islas Canarias. El principal es la transparencia de sus aguas, que permite alcanzar una visibilidad de hasta 30 metros, a lo que se une la gran variedad de especies y espectaculares paisajes volcánicos submarinos.
Poco importa ser profesional experimentado o novato. En El Hierro se puede practicar el buceo independientemente del nivel, ya que existen escuelas donde poder iniciarse y alquilar todo el material necesario. Y si te decides a descubrir los fondos marinos de la isla, un ruego: ¡no olvides la cámara de fotos!; y una pista: aquí se celebra cada año el «Open Fotosub Internacional Isla de El Hierro», uno de los campeonatos de fotografía submarina más importantes del mundo.
La pequeña superficie de la isla no es obstáculo para encontrar en ella una sorprendente variedad de paisajes. Y lo mejor es que, al ser las distancias tan cortas, podemos estar tomando un relajante baño en la costa y, al poco tiempo, recorrer alguno de los senderos entre pinos canarios o especies de laurisilva. Uno de los más famosos es el Camino de Jinama, una antigua ruta que usaban los habitantes de la isla de algo más de tres kilómetros y con importantes desniveles, pero la recompensa es increíble.
Mientras, en el trayecto hacia las zonas más altas de la isla, nos paramos en alguno de los miradores para contemplar panorámicas de vértigo como el majestuoso valle de El Golfo, formado tras el megadeslizamiento que se produjo hace miles de años, y abruptos acantilados donde el mar bate con fuerza. O no. Porque el océano en esta isla nos muestra también su mejor cara, la calma absoluta de la Reserva Marina de La Restinga-Mar de las Calmas.
En El Hierro tampoco faltan sobrecogedores paisajes volcánicos, como el entorno del Faro de Orchilla, el lugar considerado el fin del mundo en la Antigüedad y donde se estableció el Meridiano Cero hasta 1884 que se trasladó a Greenwich. Si no supiéramos que América está al otro lado del océano, parecería realmente que estamos en los confines del planeta. Un paisaje estremecedor, sobrio, en el que divisamos volcanes, extensas coladas donde las lavas se retuercen, el silencio absoluto… ¡Emocionante!
En El Hierro apenas hay playas, lo cual no impide disfrutar del sol y el mar en alguna de las paradisiacas piscinas naturales de la isla. Una de ellas es el famoso Charco Azul, llamado así por sus transparentes aguas color turquesa. Labrado bajo el acantilado volcánico, es el lugar perfecto para relajarse, disfrutar de un chapuzón en sus aguas de ensueño y olvidarse del mundo.
También en la costa del valle de El Golfo, y resguardadas de las corrientes marinas, se encuentra el conjunto de piscinas naturales de La Maceta, con solárium y zona de picnic, perfectas para disfrutar sobre todo si se viaja en familia. Otra visita obligada para quienes no quieran perderse ni un solo rayo de sol y un relajante baño es Tamaduste, un lugar privilegiado del litoral herreño por sus tranquilas aguas, la belleza de su entorno y la calma que se respira en este pequeño núcleo de población en el que, además, se puede degustar la gastronomía de la isla en alguno de sus restaurantes.
Si en tierra y bajo el agua El Hierro ofrece una experiencia fascinante, la sensación al contemplar sus paisajes desde el aire, con el viento como único aliado, es indescriptible. Los alisios y la orografía de la isla hacen posible el vuelo en parapente cualquier día del año, así que la oportunidad nunca faltará. Y si a las excelentes condiciones unimos los servicios de instructores profesionales que nos acompañan en todo momento y nos proporcionan el material necesario, ya no hay excusa. Ahora solo falta una respuesta: ¿Te atreves?
El pescado fresco es la estrella de la cocina herreña. Es un auténtico placer degustar este plato con las típicas papas arrugadas con mojo y, cómo no, con el exquisito queso de la isla elaborado de manera artesanal. Este producto de la gastronomía de El Hierro acompaña a la mayoría de los platos y es la base incluso para la elaboración de deliciosos dulces como las famosas quesadillas. Cuando las pruebes, seguro que reservarás un hueco en la maleta para llevarte algunas y seguir disfrutando de esta delicia para el paladar.
Tampoco podemos dejar de probar las frutas tropicales que se cultivan en esta tierra volcánica. La piña, de calidad insuperable, es un buen ejemplo que siempre sorprende.
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