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El Banco de España, en Madrid Europa Press
La riqueza financiera de las familias marcó en 2019 máximos de quince años

La riqueza financiera de las familias marcó en 2019 máximos de quince años

La evolución del patrimonio de los hogares se vio favorecida por el aumento del ahorro, las compras de activos y la buena marcha de los mercados, por un lado; y por la caída de su endeudamiento, por otro

Jueves, 13 de agosto 2020, 10:05

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La riqueza financiera neta de las familias alcanzó en 2019 su nivel más elevado de los últimos quince años, para representar el 210% de su renta bruta disponible, de acuerdo con un informe dado a conocer este jueves por el Banco de España. Ello fue posible gracias al avance del saldo de sus activos financieros, por un lado, y al descenso de sus pasivos, esto es, de sus deudas, por otro. Para tener una cifra de referencia, en el año 2013 la riqueza financiera neta de los hogares rondaba el 180% de su renta bruta disponible.

Por el lado de los activos, en el año 2019, las familias incrementaron su tasa de ahorro bruto en 1,4 puntos porcentuales, para situarse en el 7,4% de su renta bruta disponible, alcanzando su nivel más elevado desde el año 2013. A ello hay que sumar que los hogares elevaron la adquisición neta de activos financieros.

La principal apuesta de inversión financiera de las familias (y principal componente de su riqueza financiera bruta) fueron los depósitos, pese a que su rentabilidad fue prácticamente nula a lo largo del año. Pero también aumentaron sus inversiones en seguros y planes de pensiones, así como las participaciones en fondos de inversión. Las familias prefieren estos instrumentos gestionados por inversores institucionales que la tenencia directa de títulos: si bien la compra de valores de renta fija fue positiva el año pasado, lo fue por un importe reducido, mientras que la inversión neta en acciones fue negativa.

Con ello, la riqueza financiera bruta -sin tener en cuenta las deudas contraidas- aumentó un 6,1% el año pasado y se colocó en el 309% de su renta bruta disponible, siete puntos porcentuales por encima de la cifra de un año antes y en máximos desde el año 2017.

A ello contribuyó la compra de nuevos activos pero, sobre todo, el aumento del valor de la cartera financiera, tanto de las acciones como de los bonos (una bajada paulatina del interés de éstos, como la experimentada durante el ejercicio pasado, implica una revalorización de los títulos). Ello contrarrestó el hecho de que la rentabilidad de los depósitos brillara por su ausencia en 2019.

Además, hay que contar con el incremento de la proporción que representan los activos más vinculados a la evolución de los mercados de valores en las carteras de inversión de las familias, aunque sea a través de fondos y planes. Este fenómeno hizo posible que sacarán más partido de su positiva marcha el pasado ejercicio.

Por el lado de los pasivos, si bien las familias, por segundo año consecutivo, incrementaron su endeudamiento con préstamos bancarios, las amortizaciones fueron de mayor dimensión, lo que llevó a que la ratio de la deuda de los hogares cerrara 2019 en el 91% de su renta bruta disponible, lo que supone un recorte de 4 puntos porcentuales respecto a un año antes. Además, el nivel de endeudamiento de los hogares terminó el ejercicio 2019 44 puntos por debajo de sus niveles máximos históricos.

En términos de PIB, la deuda de las familias representa el 57% en 2019, lo que supone una caída de dos puntos porcentuales respecto al ejercicio anterior. Desde los máximos que marcó en 2010, cae 29 puntos porcentuales.

Por instrumentos, el saldo vivo de los préstamos para adquisición de vivienda cayó 3 puntos porcentuales, para representar el 66% del total de los pasivos bancarios. También se redujeron los créditos al consumo. Por el contrario, el volumen del resto de los pasivos registró un ligero ascenso.

El Banco de España no precisa en este informe si el aumento de la riqueza financiera de las familias afectó de igual modo a todos los niveles de renta, si hubo unos más beneficiados que otros o si alguno escapó a este positivo fenómeno.

En cuanto a las empresas, a las que también se refiere el Banco de España en su informe, su deuda representa el 73% del PIB, lo que implica una caída interanual de dos puntos porcentuales y un recorte de 47 puntos desde su nivel más alto alcanzado a mediados de 2010. Además, los recursos propios de las sociedades no financieras aumentaron como resultado de la captación de fondos y también por el incremento del valor de estos activos.

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