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— ¿Cómo afronta este año tras tomar contacto con la realidad portuaria en su conjunto?
— Lo veo con mucho optimismo. Primero con gratitud por la confianza que me han dado. Tengo un año por delante para un buen balance de gestión. Es un desafío y espero que mayo-junio de 2019 sea una meta volante y no final de esta carrera. Espero estar en condiciones de aprobar ese examen y lo que venga en el futuro no depende de mí.
— ¿Qué podrá aportar la nueva etapa de diálogo con Madrid a La Luz? Porque con Luis Ibarra, aunque las relaciones no fueron buenas, no se dejaron de hacer cosas y avanzar.
— Es lamentable que estemos hablando de unas no muy buenas relaciones entre los dos presidentes. Yo me llevo bien con ambos y espero que siga así. Yo hago la valoración a futuro y a partir de ahora, va a haber sintonía entre Puertos del Estado y el puerto de Las Palmas. A mí me corresponde recuperar la confianza y que eso se traduzca en mayor agilización de los trámites y mejor comprensión de las necesidades que les planteemos. La palabra clave para mi es comunicación, en todos los sentidos, interna, externa, horizontal, vertical...
— ¿Hay algo innegociable con Puertos del Estado? ¿Va reclamarle los 17 millones de Los Mármoles, que asumió La Luz y que Madrid dijo que asumiría si Europa no daba ese dinero, como ha sido finalmente?
— Ese planteamiento de Luis Ibarra tiene difícil encaje jurídico y económico. Puertos del Estado no tiene ninguna partida para costearla y esto ha surgido de la falta de comunicación entre los dos presidentes. No puedo alimentar falsas visiones. Lo que está hecho, hecho está y lo que sí habrá fondos europeos son para el contradique y la ampliación de los Mármoles.
— El puerto de Lanzarote lleva años reclamando su independencia. ¿Está a favor de ella? y ¿cómo hará para mantener el tono reivindicativo de los conejeros bajo, como está ahora?
— Afortunadamente con la construcción de estas dos obras, el contradique y la prolongación de Naos, el punto de vista de la reivindicación de obras está cubierta. A medio plazo quedan colmadas sus expectativas pero hay cosas que no dependen del dinero sino de la atención. Yo tengo que ayudar a que el puerto de Lanzarote y de Fuerteventura crezca. ¿Cómo se resuelve ese sentimiento de que la Autoridad Portuaria de Las Palmas no les protege? Pues yendo a Lanzarote, atenderlos, escucharlos y ponerme a su servicio. Yo tengo que conseguir que las fuerzas vivas de la isla sientan que la Autoridad Portuaria rema con ellos en el desarrollo de su economía y la promoción de su puerto. Eso depende de la voluntad no del dinero. En cuanto a la escisión, ese tema está superado en este momento y espero no darle excusas para que nadie lo vuelva a rescatar.
— En cualquier caso, en la reivindicación de Lanzarote subyacen también cuestiones políticas. ¿Está preparado para cuando acabe el idilio entre el PP y CC?
— Francamente no percibo ningún riesgo en este asunto. Si cumplo con mi obligación y mi trabajo se sentirán atendidos por el Puerto. Si alguien quiere utilizar esa bandera con otros fines no puedo hacer nada.
— Defiende que el puerto de Santa Cruz de Tenerife no se vea como competencia, pero, ¿qué hará cuando tenga mejor dotación del Fondo de Compensación Interportuario (FCI) o cuando rebajen tasas o costes para arrebatar tráficos a La Luz, como ha sucedido en el pasado?
— Ambos pueden convivir. Los criterios de reparto del FCI se basan en la solidaridad y eso nos pasa a los canarios en otras cuestiones con otros pueblos de España. No hay que demonizar ese sistema. Yo creo que Tenerife sabe que esas políticas agresivas de bonificaciones son pan para hoy y hambre para mañana y no son buenas en el tiempo. De hecho, muchos de esos tráficos han vuelto a La Luz. Mi objetivo es que, reconociendo que Tenerife y Las Palmas compiten por determinados tráficos y clientes, las dos autoridades portuarias deben encontrar aquellas cuestiones que nos permitan trabajar en distintas cuestiones como la búsqueda de fórmulas para que la competencia sea eficiente. Ahí podríamos especializarnos en cosas diferentes y ser complementarios. El problema es que aquí nos miramos mucho el ombligo y lo que debemos hacer es mirar para afuera. Es lo mismo que con Lanzarote, no se puede pensar que no hay que dejarlo crecer para que no sea nuestra competencia.
— El taller de megayates que se proyecta en La Luz fue uno de las quejas de los lanzaroteños, que se quejaban que dañaba el que ellos tienen, el Puerto Calero. ¿Qué hará para que entiendan que La Luz necesita esa infraestructura?
— Ese proyecto sigue adelante. Está pendiente de que el Ayuntamiento de Las Palmas informe de algunos detalles. Y aquí tengo que explicar a Lanzarote que esta isla quiere desarrollarse en esta materia, aunque ellos tengan un taller similar.
— En cuanto al polémico plus de residencia, ¿lo restablecerá como dicen los juzgados de lo Social?
— Yo haré lo que la ley me permita hacer. Y las lecturas de la sentencia de lo Social no tiene por qué vincular la legislación administrativa. Yo no tengo interés de perjudicar a los trabajadores de la casa pero es muy difícil restablecerlo.
— El gas licuado es una necesidad para los puertos españoles. Es el futuro del transporte marítimo. ¿Ya se ha reunido con los empresarios de Hispania Petroleum que se se hicieron con la concesión en La Luz?
— No, aún no. El proyecto está caminando. Ahora está en la fase de acreditar una serie de documentos.
— ¿Es defensor del gas y del proyecto de canalización de Redexis?
— Por supuesto que soy partidario del gas canalizado. Negarse a proyectos que nos van a permitir abaratar costes, tener más capacidad de competir y contaminar menos, no es bueno. Que sea una energía de transición lo dirá el mercado, el tiempo y las nuevas tecnologías, pero, entre usar petróleo o gas, es más beneficioso lo segundo que lo primero.
— ¿Tiene algún plan para el puerto de Arinaga que no acaba de arrancar?
— Esa es una pregunta complicada. Debo sentarme con el presidente del Cabildo, Antonio Morales, para ver cómo se pone en valor.
— Hay voces que critican que haya tantas plataformas hibernando en el puerto, ya que ocupan espacio y no generan más allá de las tasas que pagan al puerto.
— Ojalá se vayan porque eso significará que la actividad vuelve a remontar y se generará la necesidad de ponerlas a punto y eso será actividad. Además, liberarán espacio en La Luz. La situación de las plataformas que están hibernando es mejor que elijan nuestro puerto que otro por lo que implicará cuando vuelvan a activarse.
— Ha lanzado el guante al alcade de la capital, Augusto Hidalgo, al que ya no ve como «adversario político», para iniciar una nueva etapa de diálogo. ¿Es posible olvidar el pasado?
— Yo creo que la buena relación que mantuvimos Ibarra y yo en el pasado, pese a tener distintas visiones, es el ejemplo, el modelo a seguir. Tenemos que trabajar juntos para resolver por ejemplo los problemas del puerto a nivel de movilidad y a nivel técnico hay una confianza generada y creo que será fácil. Lo difícil fue implantar esa cultura de entendimiento. Ahora espero que estemos a la altura.
— Dice que va a ser un presidente 24/7, que trabajará 24 horas al día durante los siete días de la semana. Pero este es precisamente el problema de La Luz. Sus empresarios trabajan todos los días pero los servicios que dependen de la administración no operan el fin de semana. ¿Cómo va a solucionar esto?
Esto vendrá de la mano de la digitalización. Las nuevas tecnologías van a traer mucha transparencia y nos van a permitir ser más eficientes. Este ha de ser un proceso en el que nos involucremos todos y yo confío en que habrá fondos para ello. Hay un fondo 4.0 de Puertos del Estado del que hay que estudiar si podemos nutrirnos para esto.
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