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La economía «no está ante otra recesión»

La economía «no está ante otra recesión»

El catedrático de Política Económica, Antón Costas, aseguró ayer que España mantendrá un crecimiento «estable y sostenido» del 2,5% en los próximos dos años. «Estamos ante una maduración del ciclo» tras un crecimiento espectacular

Jueves, 16 de julio 2020, 19:11

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Las palmas de gran canaria

No hay una recesión delante de nosotros. No hay una nueva crisis ni lejana a la que vivimos desde 2008». Así de contundente se mostró ayer el catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, Antón Costas, y una de los analistas y expertos económicos más reputados de este país durante la conferencia que impartió en la sede de Cajamar, en Triana, bajo el título Perspectivas de la economía española en un entorno político adverso. Para Costas, la economía española se encuentra «en una fase de maduración del ciclo» tras cuatro años de crecimiento espectacular y por encima del 3%. «El ciclo ha madurado pero no está podrido», indicó Costas.

Para este reputado economista, la economía española crecerá en los próximos dos años en torno a un 2,5%. En sus palabras se trata de un crecimiento «estable y sostenido» que permitirá seguir generando riqueza y empleo. «Si una sociedad y sus gobiernos saben aprovechar este crecimiento da para mucho, sobre todo para más proyecto social que en los últimos años», manifestó.

Costas, que es el segundo economista que invita Cajamar a su sede de Canarias después de que Emilio Ontiveros diera una conferencia el mes pasado, utilizó como metáfora un avión para explicar la situación económica actual. «Ese avión modera su velocidad pero va a mantener el vuelo», manifestó.

La ralentización actual está relacionado con la menor velocidad de los motores de ese avión, dijo Costas. De un lado, está el «motor privado» que pierde potencia por el menor consumo vinculado con unos salarios nominales que se han estancado y unos reales que han bajado por el efecto de la inflación. El «motor de cola» también sufre por el efecto de la subida del petróleo, que «para» las exportaciones fundamentalmente y con la sobrevaloración del euro frente al dólar. El tercer factor de pérdida de velocidad son las expectativas de cambio de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). Si bien, en este asunto, Antón Costas mostró sus dudas a que el BCE vaya a subir los tipos de interés en el corto plazo. «No preveo que siga la senda de la Reserva Federal, que va más rápido de los previsto porque el ciclo económico no es el mismo», señaló.

Costas se apoya en una serie de «elementos compensatorios» que tiene la economía española para descartar una nueva recesión. Entre ellos el pacto salarial cerrado recientemente -que contempla un fijo del 2% y un variable del 1%-. A su juicio, este acuerdo tendrá impacto en el consumo.

También cree que juega a favor de España la recuperación del precio de los activos inmobiliarios. Costas destacó que el 84% del stock inmobiliario residencial esté en manos de particulares, lo que, a su juicio, supone un «efecto riqueza» para los hogares españoles.

Finalmente, indicó como fortalezas de la economía española su balanza de pagos, con superávit. «No hay ninguna economía que haya logrado lo de España en los últimos diez años. Pasar del déficit al superávit. Esto es o un milagro o un fraude estadístico. Yo me inclino por lo primero», dijo.

Costas analizó también las «sorpresas» que la actual situación política está dando a los macroeconomistas, ya que por primera vez en la historia, la incertidumbre no está afectando al ciclo económico.

El papel del BCE

Según dijo, ni el brexit, ni Cataluña ni Trump están teniendo el impacto previsto en las economías de influencia respectiva. «Puede ser que la economía se haya independizado de la política, que vaya a su aire, pero yo me inclino más a pensar que tras esto está el papel de los bancos centrales, que se han comportado como transfusores de sangre a un cuerpo enfermo», manifestó.

Costas criticó la tardanza del BCE durante la etapa de Jean-Claude Trichet para intervenir y dar aire a la economía europea. «Se comportó como un banco de sangre gestionado por miembros de testigos de Jehová que impedían hacer transfusiones de sangre», indicó Costas, quien por contra alabó la rapidez de intervención de la Reserva Federal y que contribuyó a que el socavón de la crisis fuera menos profundo.

No hay una recesión delante de nosotros. No hay una nueva crisis ni lejana a la que vivimos desde 2008». Así de contundente se mostró ayer el catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, Antón Costas, y una de los analistas y expertos económicos más reputados de este país durante la conferencia que impartió en la sede de Cajamar, en Triana, bajo el título Perspectivas de la economía española en un entorno político adverso. Para Costas, la economía española se encuentra «en una fase de maduración del ciclo» tras cuatro años de crecimiento espectacular y por encima del 3%. «El ciclo ha madurado pero no está podrido», indicó Costas.

Para este reputado economista, la economía española crecerá en los próximos dos años en torno a un 2,5%. En sus palabras se trata de un crecimiento «estable y sostenido» que permitirá seguir generando riqueza y empleo. «Si una sociedad y sus gobiernos saben aprovechar este crecimiento da para mucho, sobre todo para más proyecto social que en los últimos años», manifestó.

Costas, que es el segundo economista que invita Cajamar a su sede de Canarias después de que Emilio Ontiveros diera una conferencia el mes pasado, utilizó como metáfora un avión para explicar la situación económica actual. «Ese avión modera su velocidad pero va a mantener el vuelo», manifestó.

La ralentización actual está relacionado con la menor velocidad de los motores de ese avión, dijo Costas. De un lado, está el «motor privado» que pierde potencia por el menor consumo vinculado con unos salarios nominales que se han estancado y unos reales que han bajado por el efecto de la inflación. El «motor de cola» también sufre por el efecto de la subida del petróleo, que «para» las exportaciones fundamentalmente y con la sobrevaloración del euro frente al dólar. El tercer factor de pérdida de velocidad son las expectativas de cambio de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). Si bien, en este asunto, Antón Costas mostró sus dudas a que el BCE vaya a subir los tipos de interés en el corto plazo. «No preveo que siga la senda de la Reserva Federal, que va más rápido de los previsto porque el ciclo económico no es el mismo», señaló.

Costas se apoya en una serie de «elementos compensatorios» que tiene la economía española para descartar una nueva recesión. Entre ellos el pacto salarial cerrado recientemente -que contempla un fijo del 2% y un variable del 1%-. A su juicio, este acuerdo tendrá impacto en el consumo.

También cree que juega a favor de España la recuperación del precio de los activos inmobiliarios. Costas destacó que el 84% del stock inmobiliario residencial esté en manos de particulares, lo que, a su juicio, supone un «efecto riqueza» para los hogares españoles.

Finalmente, indicó como fortalezas de la economía española su balanza de pagos, con superávit. «No hay ninguna economía que haya logrado lo de España en los últimos diez años. Pasar del déficit al superávit. Esto es o un milagro o un fraude estadístico. Yo me inclino por lo primero», dijo.

Costas analizó también las «sorpresas» que la actual situación política está dando a los macroeconomistas, ya que por primera vez en la historia, la incertidumbre no está afectando al ciclo económico.

El papel del BCE

Según dijo, ni el brexit, ni Cataluña ni Trump están teniendo el impacto previsto en las economías de influencia respectiva. «Puede ser que la economía se haya independizado de la política, que vaya a su aire, pero yo me inclino más a pensar que tras esto está el papel de los bancos centrales, que se han comportado como transfusores de sangre a un cuerpo enfermo», manifestó.

Costas criticó la tardanza del BCE durante la etapa de Jean-Claude Trichet para intervenir y dar aire a la economía europea. «Se comportó como un banco de sangre gestionado por miembros de testigos de Jehová que impedían hacer transfusiones de sangre», indicó Costas, quien por contra alabó la rapidez de intervención de la Reserva Federal y que contribuyó a que el socavón de la crisis fuera menos profundo.

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