«La administración no ha estado a la altura en esta crisis, por descoordinada y cicatera»

El presidente de la Cámara de Comercio de Lanzarote, José Torres Fuentes, analiza un año después del inicio de la pandemia de covid-19 partiendo de los perores datos que se podían esperar a estas alturas de la crisis. A su entender, cuando en marzo de 2020 empezó la tormenta, todos creían que la actual coyuntura sería pasajera y nadie podía pensar que a casi un año de su inicio nos íbamos a encontrar en una situación tan desesperada».

A su modo de ver, cuando todo empezó en marzo de 2020 la mayor parte de las empresas y autónomos de la isla contaban con un colchón para imprevistos, todo el mundo aprovechó la coyuntura para colaborar de forma activa en salvar a la sociedad de la crisis sanitaria. Explica que hubo infinidad de donaciones, trabajadores que se volcaron en voluntariado. «A mi juicio hubo una reacción encomiable de toda la sociedad, pero desde luego también de las pequeñas y grandes empresas. Fue un momento para repensar» -expone y prosigue-.

Explica que «las Pymes y autónomos aprovecharon para hacer pequeñas obras, adaptar negocios y tirar de ese fondo de reserva para imprevistos, para evitar el despido, pensando que todo sería pasajero. Sin embargo, ha llegado el nuevo año y nos encontramos con una población activa de 60.000 personas, de las que 18.000 son parados y 20.000 están en ERTE», y la situación parece que se agravará salvo que se tomen medidas más contundentes encaminadas a salvar el tejido empresarial que repercutan en el mantenimiento del empleo, el verdadero escudo social.

«La situación de las Pymes y autónomos ya no es la misma, han consumido ese colchón, ya no hay forma de acudir a los créditos ICO porque el nivel de apalancamiento es tan alto que hace inviable pedir ayudas para el futuro, y si llegan se van en pagar impuestos y cuotas. Muchos empresarios grandes y pequeños se preguntan si compensa endeudarse más para el futuro, si ya todo está perdido y la única salida es el cierre».

« A 31 de septiembre en la isla cayeron 800 empresas entre autónomos y Pymes y en estas circunstancias, con el tejido empresarial tan dañado, con los hoteles cerrados, sin turismo, con los países emisores cerrados, es comprensible el desánimo», explica. «A ello hay que sumar que la administración en todos sus niveles no ha estado a la altura, que las ayudas no han llegado, se ha planificado tarde, se ha tardado en reaccionar. No ha habido suficiente coordinación».

«El Estado aportó los ERTE, pero ahí se ha quedado, podía haber sido más ambicioso en la bajada de cuotas de la Seguridad Social en una segunda avanzada, pero no han querido y eso ha hundido más a las empresas. La administración autonómica ha hecho hasta ahora oídos sordos a las reivindicaciones que desde las organizaciones empresariales se han solicitado, véase rebajas del IGIC, ayudas a la liquidez, préstamos a través de aval, y lo que se ha hecho ha sido insuficiente, se ha reaccionado tarde y lo que ahora se ha sacado, creemos que es escaso, había más margen.

En tono comprensivo, buscando una justificación, señala que quizás las administraciones pensaron que la crisis iba a durar menos.

No obstante, añade «parecía que todas las administraciones han estado a la espera de que el Estado lanzara todos los salvavidas y ha habido una completa descoordinación. A nivel insular se pidieron ayudas directas a la explotación, como las que ahora se proponen, a un año de la crisis, pero son ya insuficiente y llegan cuando muchos han cerrado. Las ayudas propuestas por el Cabildo (seis millones de euros) debería multiplicarse por tres para que tenga efectividad, y de poco sirven si después se van en pagar impuestos.

En cuanto a los ayuntamientos, señala que «se están comportando como empresas, se resisten a endeudarse, cuando antes lo hacían para fuegos artificiales». «Es un comportamiento totalmente egoísta, estamos en una situación en la que son ellos los que tienen que endeudarse, exonerar del pago de impuestos y tasas, aunque pierdan ingresos, porque éstos no quiebran».

En su mensaje añade la propuesta de que quizás sobran ayuntamientos, mientras critica que tras reunirse con todos los alcaldes, salvo alguna excepción, «se comportan como empresas privadas, no quieren perder ingresos». Cree que es falso que no puedan bajar y exonerar impuestos como el IBI, basuras o impuesto de circulación. Hay herramientas y pueden coordinarse desde la Fecam.

El simple aplazamiento de impuestos, con los intereses de demora no supone ninguna solución. También lamenta que se siga actuando como si no hubiera crisis, licitando proyectos con procedimientos normales, cuando deberían ser de urgencia, acortar plazos para reactivar la economía. Situaciones extraordinarias requieren de medidas extraordinarias.

Con este panorama la solución es la siguiente: exoneración de impuestos como se está haciendo en algunos países, reducir plazos en todos los procedimientos de licitación y ayudas directas a las empresas en función de su actividad en 2019.