Sandro al rescate

Cuatro goles en cuatro partidos. Así acabó Sandro 2024, liderando la crecida de la UD y en su versión más exuberante. Y ahora que está a punto de alzarse el telón liguero en 2025, con el Getafe en el horizonte, el delantero quiere mantener esta voracidad, cuestión especialmente importante ahora, luego del revolcón en la Copa del Rey y con la ilusión que hay de seguir tirando hacia arriba en la tabla clasificatoria.

Sandro no estuvo en Elche, reservado ante posibles complicaciones físicas, pero sí apunta al choque de este domingo con las piernas frescas y la ambición intacta. Su frecuencia realizadora ha repercutido directamente en la captura de 10 de los 22 puntos que atesora el equipo, traduciéndose en aciertos especialmente oportunos y en consonancia al ascendente que siempre se le ha otorgado por experiencia, pedigrí y jerarquía.

Sin el cortapisas de las lesiones, Sandro ya ha igualado su mejor registro goleador en la UD con los siete tantos que llevan su firma, los mismos que se apuntó en el curso del ascenso a Primera División (2022-23) y tiene por delante más de media vuelta para seguir aumentando los dígitos en su cuenta particular. Y Diego Martínez, que le mantiene la potestad de ejecutar las acciones a balón parador, además de otorgarle autonomía táctica partiendo desde la banda derecha, lo considera crucial en sus planes hasta el final del calendario.

En el club resaltan la excelente actualidad que vive el futbolista, liberado de urgencias anteriores (1 gol en los 27 encuentros disputados la campaña pasada), y al que su innegable compromiso con el escudo («es un sueño de niño que estoy cumpliendo jugar con este equipo en Primera», dijo fechas atrás de manera bien explícita) le supone un incentivo extra a la hora de dar lo mejor que tiene.

Ni en sus tiempos de desacierto estimó esfuerzo e intensidad en los entrenamientos. Y esa persistencia, la fe que nunca abandonó, le ha llevado a disfrutar ahora de su papel predominante. La variedad de sus registros, y que tuvo su último ejemplo con los golazos al Valladolid (el segundo de su doblete con la zurda) o al Espanyol (un derechazo de falta directa), su ejemplo a la hora de correr para defender, un ejercicio solidario que contagia, así como la valentía que ofrece al pedir siempre la pelota complementan un liderazgo que nadie cuestiona, empezando por una afición entregada a su concurso.

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