No hay efecto Herrera: un punto de los últimos nueve

El Lugo no había hecho tantos goles en un partido en toda la temporada, pero en estos días jugar contra la UD es un chollo. Fueron cuatro, y pudieron ser más. La defensa amarilla fue, como en Cádiz, un desastre. Ni jugando con cinco atrás, ni con cuatro. No es un problema de dibujo, es de posicionamiento y de cabeza. La Unión Deportiva ni está, ni se le espera.

El cese de Jiménez estaba justificado. El equipo no jugaba a nada y tampoco conseguía los resultados suficientes como para aspirar al ascenso directo, gran objetivo del curso. El problema es que el remedio está siendo peor que la enfermedad hasta tal punto que lo de alcanzar una de las dos primeras plazas ya se ve como una quimera. Un punto de los últimos nueve ha sumado el representativo con el catalán al mando, bagaje que le mantiene noveno, pero que lo aleja hasta los 10 puntos del Alcorcón (segundo) y a seis del Cádiz (sexto).

Poco a poco las ambiciosas metas van cambiando por otras más realistas aunque el mensaje desde el vestuario siga siendo el mismo. Herrera decía en la previa que soñaba con sumar los nueve puntos que quedaban en juego de aquí a Navidad, sin embargo semejante racha es impensable si antes no se solucionan los graves problemas que presenta cada jornada esta UD.

Como en el día ante el Zaragoza con Jiménez, el profesional catalán apostó por defensa de cinco. O tres centrales y dos carrileros, que el respetable elija. Y, como aquella tarde, el invento terminó en desastre. El único que disfrutó con el dibujo fue un Lemos que se erigió como el mejor de los amarillos. Pero el resto, nada. Deivid volvió a evidenciar que no está para jugar con un penalti nada más empezar, Dani fue invisible por la izquierda, y David García y Cala no dieron a basto ante las acometidas de los atacantes del Lugo, que se convirtieron en internacionales por un día ante la inoperancia visitante.

En especial, el isleño Cristian Herrera, autor de un doblete que no dudó en celebrar frente al equipo que en su momento lo rechazó porque no valía. El primero lo hizo desde el punto de penalti, y el segundo tras rematar un centro que Kravets tuvo todo el tiempo del mundo de ejecutar.

Con el 3-1, Herrera trató de arreglar el desaguisado recomponiendo al equipo con defensa de cuatro en la segunda parte, pero ya era tarde. La UD mejoró, recortó distancias a través de un buen cabezazo de Maikel Mesa, y rozó el empate con un palo de Araujo. Pero nunca mereció puntuar. El Lugo, que llegaba decimoséptimo al partido, también tuvo un palo antes del 4-2 final y volvió a escenificar los graves problemas de un equipo que antes que al ascenso, debería empezar a mirar hacia abajo.