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Sergio Ruiz, Dani Castellano, Javi Castellano y Eric Curbelo se retiran a los vestuarios tras concluir la primera parte del partido del pasado sábado. COBER SERVICIOS AUDIOVISUALES
La mejor respuesta en el peor momento

La mejor respuesta en el peor momento

La UD da un paso al frente en la coyuntura más comprometida de la temporada recuperando virtudes que estaban extraviadas

IGNACIO S. ACEDO

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 22 de febrero 2021, 00:00

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Fue la mejor respuesta de la temporada justo en mitad de uno de los peores momentos que se han vivido recientemente. Colocarse con un 2-0 a favor antes del minuto 20 de partido, lo que sucedió el sábado frente al Cartagena y que, a la postre, resultó decisivo, carece de precedentes en esta campaña y viene a ilustrar, más allá de la suerte que acompañó en la consecución de los dos tantos (el primero por penalti tras unas manos de un rival y el segundo, a disparo de Pejiño que se envenenó después de dar en el pie un defensa), el nivel de activación de los jugadores, que respondieron a la perfección a la llamada de Pepe Mel.

El entrenador no dudó en lanzar durante la semana previa, tanto en varias entrevistas concedidas como en su habitual comparecencia pública antes de cada jornada, varios mensajes explícitos. «Nos jugamos más de tres puntos». «Es la tranquilidad o la incertidumbre». «Será una tormenta o un tifón dependiendo de si ganamos o no». No se anduvo con rodeos un Mel tampoco ajeno al ruido de sables de fondo, con la continuidad de su trabajo comprometida si persistían los malos resultados. Iban a ser noventa minutos a cara o cruz, sin red ni excusas y, por lo que se vio sobre el césped, su órdago no fue en vano.

Aciertos o errores al margen, desde el pitido inicial se vio a una UD comprometida, esforzada, consciente de que afrontaba una final en pleno mes de febrero y se exponía a consecuencias quien sabe si impredecibles en caso de otro tropiezo. Todos corrieron, todos remaron, todos sudaron. Esa marcha más que había faltado en encuentros anteriores resultó innegociable en esta ocasión. Los festejos desatados en los goles (hasta Jesé saltó con efusividad en el banquillo) delatan la rabia contenida, el deseo de liberar tensión y dudas, las ganas, en definitiva, de recuperar la alegría perdida. Un termómetro emocional en el que estaban todos implicados como así se escenificó antes, durante y después, recuperando el ritual del selfi de la victoria, incluyendo en la foto hasta a los no convocados, escenificación inequívoca de que estos tres puntos suponen una vitamina mayúscula para enfilar los próximos compromisos con otra cara bien diferente a la de fechas anteriores.

El 2-0 antes del minuto 20 de partido, tal y como sucedió frente al Cartagena, supuso el inicio con mayor pegada

Mel felicitó a sus hombres al finalizar el partido como prueba de su reconocimiento al esfuerzo y empeño. Ya antes lo había hecho en el vestuario. Al igual que añadió presión y exigencia en los días anteriores al encuentro, en los que se notó esa carga añadida, se aplicó con justicia al ser generoso en sus palabras y valoraciones, regando de estima a un vestuario que necesitaba puntos y respaldo a partes iguales.

Porque, no hay que olvidarlo, cuando los resultados dieron la espalda y el rendimiento tampoco acompañó, desde el propio jefe llegaron censuras y hasta reproches («cometemos errores que no deberíamos») a las malas prestaciones. Hay proporcionalidad y justicia en el técnico y bien que lo agradecen los futbolistas, quienes siempre han sentido que Mel está con ellos y va siempre de frente, sin discursos ambiguos. Haya palo o zanahoria.

El reto viene ahora con la continuidad, la asignatura pendiente que arrastra la UD desde hace demasiado tiempo. El condicionante de las bajas no es menor a la hora de poder adquirir rendimiento constante. Ni una vez se ha podido repetir un once titular entre lesiones y sanciones, aspecto a considerar en cualquier análisis.

Pero lo que viene es el Castellón y un partido para reafirmar lo mucho y bueno que se exhibió ante el Cartagena. En eso va a insistir Mel. En que no quede en nada una reacción obrada pero que necesita extenderse, enraizar y asentarse. Castalia, en este sentido, se fija como la prueba del algodón.

Ahí quiere corroborar el entrenador que sus hombres están por la labor, han aprendido de errores pasados y que, a diferencia de las dos últimas salidas, saldados con derrotas y mala imagen (Miranda de Ebro y Almería), se mantiene el espíritu gremial rescatado ante el Cartagena y que alcanzó no solo para ganar, también para dejar atrás una crisis que amenazaba con hacerlo saltar todo por los aires.

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